Sexo, mentiras, etcétera

Lo que va de tener una liga en tus manos a perderlas. Ronaldinho era Dios sólo hace diez días, en aquellas tres macroentrevistas en las que el rey de la batucada lavaba su imagen (La Vanguardia, Mundo Deportivo y País) y lamentaba haber pasado tantas mañanas en el gimnasio cuando a él lo que le gusta es tocar las pelotas. Diez días después, Ronaldinho es un villano y el hermanísimo que se osculeaba con Laporta, ahítos ambos de canapés, ahora es llamado a capítulo para que meta en cintura al pequeño díscolo de la familia. Así son las cosas y, con esa subiduría popular que en él tanto admiro, ya lo decía Dani Sánchez Llibre: "Lo que en fútbol ayer era blanco, hoy es negro". Tan negro que, en estos momentos, uno de los grandes purublemes que tiene Ferran Soriano para cuadrar sus entradas y salidas de líquido, es que Ronaldinho no tiene mercado. Dunga ya le quitó el número 10 de Brasil y yo exijo (modestamente, claro), que se le quite el brazalete de capitán del Barça. En Italia, ni Berlusconi habla de él. Sus partidarios pueden estar contentos: tenemos Ronaldinho para rato.

Positifo: que vuelve a interesar la cantera, aunque sea por su nueva dimensión mediática y de cara a la galería. Tras permitir el hundimiento del Barça B y el Barça C, ante la indiferencia cómplice de toda la directiva, ayer hubo quòrum en la presentación de Pep Guardiola como nuevo responsable del filial: ¡ocho directivos haciendo de palmeros en la presentación del mito! Tiene más poder de convocatoria que los pansidos Rolling Stones y casi tanta como su (y mi) admirado Lluís Llach.

Nejatifo: que un día va a hacer explosión el haloscan, víctima de su pròpio éxito. ¿Vamos a tener que racionar las entradas? ¿Qué os parece que quien haya mandado ya...diez comentarios, se lo piense mucho antes de enviar el undécimo? Os dejo que hagais autogestión sobre el particular.

¡Bona tarda, bona sort i bon viatge a Ítaca!