Ladrones de domingos

Àngel María Villar y sus secuaces nos han robado un domingo. Y lo digo cuando acabo de presenciar el triunfo agónico de Colón sobre Boca, que es casi seguro que va a dejar a Riquelme, Palacio y Palermo, sin el título, ahora casi en manos de San Lorenzo y de ese formidable Estudiantes del Cholo Simeone que me tiene robado el corazón futbolero. Dije el otro día en vivo y en directo al señor Arús, cuando se manifestó en contra de fichar argentinos que, para mí, hay un par de ellos que son muy aprovechables: uno es Hugo Pavone, de Estudiantes, que en cuanto termine de redactar estas líneas espero ver ante Racing, y el otro Lisandro López (Oporto). Yo no los ficharía: no son ni Anelka ni Elmander, mis preferidos, pero replico cuando se descalifica a todo el colectivo de delanteros argentinos, entre los que Carlitos Apache Tévez come aparte. Dicho lo cual, no me gusta que me choriceen los domingos. Pero tampoco trago a quienes quieren recortar la liga española a 18 equipos, algo que nos equipararía a Alemania pero también a pequeños países como Portugal y Holanda, pero dejaríamos de estar homologados con Inglaterra, Francia e Italia (todos con ligas de 20). Si el año pasado empezamos el campeonato el 27 de agosto (como este año), hicimos vacaciones del 20 de diciembre al 7 de enero (como este año), ¿cómo es que el año pasado jugamos la final de la Copa en Semana Santa? ¿Por qué esta liga la terminamos cuatro semanas más tarde? ¿Por qué la final de la Copa la jugamos tres meses más tarde? ¿Es que el año pasado jugaron la liga 18 equipos…? Repito: me siento chociceado. Y no me gusta pero tampoco me gusta que me levanten la camisa con soluciones que no lo son. Corro a ver el Racing-Estudiantes para no dar el domingo por definitivamente perdido.

Positifo: el gesto de Xavi de hacerse enseñar la tarjeta amarilla y perderse el inocuo partido ante Liechtenstein para mejor preparar el derbi. Otros compañeros suyos, que cobran más y pasan por estar más comprometidos, están jugando amistosos.

Nejatifo: que a la aberración del calendario español (comentado más arriba), se añade el de la Catalunya Cup, metida con calzador la misma semana. Un torneo artificial, impopular e inoportuno, que en Lleida, con invitaciones repartidas a mansalva, llevó 700 personas al Camp d’Esports en semifinales.

¡Bona nit, bona sort i bon viatge a Ítaca!