Capello, liquidado por ganador

Habría que nombrar a Jorge Valdano delegado del Barça en Madrid. Me encantan sus columnas en Marca, como leía siempre sus comentarios en El País, tengo todos sus libros (individuales o colectivos) y me cautiva en La Sexta como antes en el Plus. Sin embargo, no me ha ganado para su causa pese al carácter persuasivo, de profeta de un fútbol idealizado, que le ha granjeado cantidad de adeptos. Él ya no tiene ni siquiera que oficiar de gran gurú pues otros, con excelente pluma e influyentes tribunas mediáticas, se ocupan hoy de tales menesteres. Víctimas de sus dogmas son los Van Gaal, Cúper, Luxemburgo, Ranieri, Capello...En realidad, hay un camposanto de entrenadores, sobre todo en el triángulo Madrid-Valencia-Barcelona, que pagaron caro el apartarse de las líneas maestras establecidas. Valdano, ya tardo en afirmarlo, también es hijo de Dios. Y, en lo futbolístico, es hijo y ferviente acólito de Cruyff. Sólo por eso y por su formidable capacidad de influencia, ya debería ser nombrado cónsul honorario del Barça en Madrid, con amplios poderes para toda la península, y credenciales extendidas a nombre de Jordi Valdano, uno de los nuestros. Nunca le agradeceremos lo bastante que nos haya sacado de enmedio esa bicha para los culés que es Fabio Capello, el único entrenador al que jamás conseguimos ganar, odiado desde aquella aciaga tarde en Atenas, en la que hizo como Moisés en el Sinaí: romper las tablas de la ley del fútbol.

Positifo: el fichaje de Eric Abidal por el Barça, otro elemento que viene a perfilar una alineación competitiva, adecuada a los tiempos -y a los rivales- que corren, una nueva pieza procedente de la cultura futbolística francesa (como Touré y Henry), de la que se nutren los principales equipos de Inglaterra e Italia.

Nejatifo: la reacción furibunda y automática que han provocado en el régimen laportista las declaraciones de Sandro Rosell, legítimas y muy de agradecer en un club que se proclama paladín de las libertades democráticas. Sería negar la esencia misma del Barça, que ya ha superado los 150.000 socios y cuenta con varios millones de seguidores, el descalificar a todo aquel que no sintoniza con el pensamiento y la verdad oficiales. Y sería cínico y propio de regímenes totalitarios, el creer que una temporada cerrada con un rotundo fracaso en todos los ámbitos del club, no merece ninguna crítica.

¡Bona nit, bona sort i bon viatge a Ítaca!