Cambiemos los cromos

Mi amigo Màris Carol dice que si fuera cada semana al circo, al cabo de unos meses estaría harto de ver actuar a los mismos leones. A las fieras hay que cambiarlas, sobre todo a partir del momento en que descubres que no es tan fiero el león como lo pintan. Esta es una pura y dura realidad. Sostengo que, al margen de la superpoblación de Barcelona, la Calcuta de la Europa meridional, la muchedumbre que fue a recibir gratis a Thierry Henry en el Camp Nou quería lanzar también ese mensaje a la directiva y a la plantilla actual: “Empezamos a tener demasiado vistos a estos leones, que además se han aburguesado ¡viva el rey Henry!”. Y eso, en un fútbol día a día más supeditado a su proyección mediática, hace años que lo han descubierto en Italia, donde los grandes futbolistas –salvo excepciones- se retiran tras haber pasado por tres o cuatro equipos rivales directos, y lo empiezan a aplicar en Inglaterra. En realidad, las estrellas del fútbol ya hace tiempo que circulan entre los clubs más poderosos, principalmente los del G-14, como un modo de que el mucho dinero que se mueve en los traspasos, a poder ser se quede en este lobby. ¿Cambiarías Ronaldinho por Kaká? Yo, a ojos cerrados y, lo que es más grande: ¡el Milan también!. ¿Deco por Lampard? ¡dónde hay que firmar!. Incluso, ya sé que ahora voy a decir una barbaridad: ¿Puyol por Chivu? Ahí ya hay que tomarse unos segundo de reflexión, pero ni el Barça se fue a pique cuando Guardiola nos hizo una butifarra ni el Madrid se disolvió el día en que Florentino puso a Fernandino Hierro de patitas en la calle. Lo digo porque, si yo fuera Ferran Soriano, haría girar la siguiente noria: ficharía Abidal por lo que me pide el Lyon y a Chivu llegando a un acuerdo rápido con el Roma; el Lyon tendría menos urgencias económicas y le pediría más pasta al Chelsea por Florent Malouda; el Inter, al quedarse sin Chivu, tendría una pasta para fichar que podría invertir en Deco (peleándose con el Roma por el portugués); el Chelsea necesitaría vender a Lampard (al Barça) para pagar a Malouda y para hacerle un hueco en la plantilla y el Barça podría fichar a Lampard. Moviendo las piezas y sin que el dinero saliera de esos cinco clubs, todos tendríamos la impresión de habernos renovado un huevo.
Como dice mi amigo Carlos Pérez de Rozas: “¡fàssil, fàssil, fàssil!”.

Positifo: el factor sorpresa, uno de los que hacen tan atractivo y popular el fútbol, que se está dando en la Copa América, donde dos de los favoritos, Uruguay (¡era mi favorito, soy un loser sin remedio!) y Brasil, han debutado con estrepitosas derrotas ante Perú (0-3) y México (0-2), lo que a la vez confirma que las selecciones basadas en jugadores que actúan en Europa, llegan a esta competición con las reservas completamente agotadas.

Nejatifo: que el populista Michel Platini no se coforma con pretender que la Liga de Campeones la terminen jugando los parias del fútbol europeo sino que ahora impone un código censor en el tratamiento de las retransmisiones por televisión, que haría saltar los colores a la cara a Hugo Chávez.

¡Bon día, bona sort i bon viatge a Ítaca!