Vergüenza me daría

Si yo fuera mi admirado José Mourinho, que no lo soy, vergüenza me daría que me hubiera eliminado este Liverpool. En la final me di cuenta de que Rafa Benítez y su Red Armada, como decía una gran pancarta sobre fondo de bandera española en el Olímpico de Atenas, es un técnico de poca monta. Quicir, entrenador para equipo de obreros, una cuadrilla armada sí, pero hasta los dientes. Un equipo que ha tenido la chiripa de ganar una Copa de Europa (porque la de hace dos años la ganó de puta chamba) y que después vuelve a tener esa carambola a tres bandas dejando fuera de combate al campeón, el Barça, y al aspirante, el Chelsea, no puede venir a la final a hacer el ridículo. Jugadorazos como Steven Gerrard, como Xabi Alonso o como Javier Mascherano, quedaron más maniatados que Anibal Lecter, fuera de su posición uno (Gerrard), convertidos en simples polizontes los otros dos, con un solo punta Kuyt y dándole bola a Bolo Zenden, que me recordó al Quique Estebaranz de la final de hace trece años, aquí mismo. ¡Anda y que te zurzan, Rafa, que te veo entrenando al Carabanchel en menos de tres años!.

Positifo: que parece que va a parar de llover sobre Atenas y voy a tomarme un suvlaki en una taberna de la Plaka. (Lluieva o no llueva, a mi el suvlaki no me lo quita ni Zeus).

Nejatifo: que no para de llover en Atenas y tengo los zapatos empapados después de hacerme la machada de subir hasta el Partenón hace una horita.

¡Bon día, bona sort i bon viatge a Ítaca!