¡Faraónico!

Pese a la contraprogramación del Barça, procurando que sus seguidores ignoren todo aquello que pasa más allá de las fronteras mentales marcadas por Laporta, muchos vimos el partido de Old Trafford. Y todavía nos quedó tiempo, en la media parte y al final, para zapear hasta El Cairo. Todo es fútbol, claro, pero también todo es caviar: el beluga y las huevas de lumpo. Lo de los equipos ingleses empieza a ser otro deporte: esos goles in extremis del Chelsea en el Camp Nou y en Mestalla, el de ayer de Rooney en Old Trafford y, carajo, la vuelta que le dieron a la final de la Copa de Europa de 1999, en el Camp Nou, cuando perdían en el minuto 90 (1-0 para el Bayern) y ganaban 2-1 en el minuto 92... Eso no se consigue sólo con preparación física, con táctica, con estrategia. Eso se consigue con un par de cojones. Y en la determinación de Essien (detenido por Scotland Yard por conducir ebrio el pasado lunes), y en la expresión con que ayer Rooney encaraba a Dida, veo siglos del mismo espíritu. Y cada partido es un homenaje a ese fútbol, al fútbol verdadero, al único, al fútbol sin trampa. Y en cada uno de esos partidos recuerdo al mítico Bill Shankly, cuando antes de saltar a un campo que los recibía con mucha hostilidad, les largó a los jugadores del Liverpool una arenga apelando a su bravura, su valentía, su entrega y su virilidad (entonces no era políticamente incorrecta esta apelación). Uno de sus jugadores dicen que se atrevió a preguntarle:
-Vale, míster, pero ¿y la táctica?
-¿La táctica? ¿No acabo de decírosla?

Positifo: el buen partidillo de Bojan Krkic ante el campeón de África, lo que reafirma las expectativas que tenemos puestas en este joven jugador que, oído al parche, tiene que insertarse en el equipo cuando la cosa funcione y no como salvador de nada.

Nejatifo: que a tres días del desenlace más emocionante de la Liga holandesa de los últimos años, se monte un gran show a escala nacional en los Países Bajos porque su mejor jugador de todos los tiempos cumple 60 años. Me parecen bien todos los homenajes, siempre que no supongan una falta de respecto a las generaciones actuales y a la competición misma.

¡Bona nit, bona sort i bon viatge a Ítaca!