Fe, esperanza y claridad

Vivimos a toda pastilla y dentro de una semana, el martes 6 de marzo a las 11 de la noche, ya sabremos si el Barça ha superado el principal escollo de la temporada. Y ya me pongo en las 11 porque no descarto que en Anfield hayamos de apurar la prórroga. Pero la gira empieza mañana, en Zaragoza y continúa el sábado, en Sevilla: como para echarse a temblar. Donde el domingo hubo leones de peluche, mañana estarán Sergio, Diogo, los Militos, Zapater, Piqué, Movilla y Lafita. De la talasoterapia de Enric Reyna pasaremos a las aguas del proceloso Ebro y del calor doméstico del Camp Nou, al fragor de La Romareda. Lo describo con cierta crudeza porque es así como lo siento: no me gustaría que la brillante demostración ante el Athletic nos haga caer en la autocomplacencia. Porque mientras escribo esto oigo una tertulia en la que ya nos sitúan nuevamente como el mejor equipo del mundo, por esa tendencia pendular que no admite términos medios: o somos un desastre sin remedio (tras perder con Valencia y Liverpool) o somos “o terror dos mares” (tras ganar a los cachorrillos de Lezama). Necesitábamos esa terapia de choque para recuperar la fe, la esperanza y la claridad mental. La intensidad de un calendario sin pausas tiene sus efectos positivos: parece que hace siglos de aquel Barça perdedor de Valencia y que cayó ante el Liverpool. La vuelta de Eto’o, la recuperación del estilo en el medio campo, la presencia de Messi y el strip tease de Ronaldinho nos han devuelto la confianza en este equipo. En un solo partido ha quemado las grasas superfluas y ha demostrado que aquí hay chicha.

Positifo: que con la segunda Carling Cup en tres temporadas, José Mourinho ya suma cinco títulos desde que tomó las riendas del Chelsea (2 Premiers, 2 Carlings y una Community Shield), lo que le acredita como un grandísimo entrenador.

Nejatifo: el clima de violencia y de amenazas que está creando la barra brava directiva del Betis en torno al partido de vuelta de la Copa del Rey que les enfrentará pasado mañana al Sevilla.

¡Bona nit, bona sort i bon viatge a Ítaca!