El cruyffismo divisor

Analicemos lo que ha pasado estos días, más allá de la punta de nuestras respectivas narices. Sale un futbolista y dice que está en medio de la guerra entre dos personas, el presidente y otra persona. Aunque no la mencione, todos entendemos que esa otra persona es Sandro Rosell. ¿Qué se le atribuye a Sandro Rosell? La paternidad de un proyecto deportivo que le ha dado al Barça dos ligas y una Copa de Europa, amén de devolverle un estilo de fútbol que causa admiración. El cruyffismo aceptó ese proyecto a regañadientes y después se subió al carro de los éxitos, pero haciendo lo imposible por descavalgar del mismo al verdadero padre biológico de la criatura. Algo que consiguió. Ahora, sin que se haya completado plenamente el ciclo de éxitos de ese proyecto (el proyecto Rosell), el cruyffismo ya lo da por finiquitado y nos sitúa al barcelonismo todo una vez más ante la disyuntiva histórica de situarnos en un bando. Vuelve la fractura: estamos con Eto’o (Laporta+Cruyff) o con Ronaldinho (en opinión de Eto'o, que es una opinión muy próxima al presidente, "la otra persona"). El daño colateral de esta refriega ya se ha cobrado una víctima inocente pero ilustre, Frank Rijkaard. También resulta molesto para quienes quieren tener las manos completamente libres para pergeñar el nuevo proyecto, por fin “su” proyecto, con nuevo entrenador incluído. Para quienes tenemos memoria, acuden a ella los fantasmas del día después de la final de Atenas (¡Oh Atenas!, como la de este año), cuando por fin el cruyffismo pudo hacer verdaderamente "su" proyecto. Caótico, pero el único genuinamente suyo.

Positifo: el buen paso dado por los cuatro equipos españoles presentes en la Copa de la UEFA, que casi les garantiza una presencia masiva en los octavos de final.

Nejatifo: que lo sucedido con Eto’o revela que además de buenos futbolistas los clubs precisan contratar individuos con cierta formación y una sólida estabilidad emocional. Algo difícil de conseguir cuando incluso las astronautas de la NASA, sometidas a las más severas pruebas de autocontrol, se muestran vulnerables a las mismas pasiones que nos dominan al resto de los mortales.


¡Bona nit, bona sort i bon viatge a Ítaca!