Me pido un 4-4-2

Luis Fernández, el hombre que padeció los caprichos de Ronaldinho en el París-Saint-Germain, tratará hoy de poner en evidencia a nuestra estrella, en unos momentos en que no se va ni de Ironside. Sólo por eso, el partido de esta noche ya tiene un extraordinario aliciente. Otro es ver cómo jugará Deco: que no se haga expulsar, se lo ruego. ¿Volverá a jugar el renqueante Edmilson por delante de la defensa o lo hará el incontrolado Motta? ¿Alguno de esos dos ha de serenar y dar equilibrio a nuestro juego? Yo reclamo a Márquez en esa ubicación, y me importa un pimiento cómo circule la pelota: lo que no quiero es que circulen los contrarios con total libertad. También tiemblo con sólo pensar en las autofaltas de Puyol, hecho un manojo de nervios, si lo encara Dani, estereotipo del futbolista español carente de la más elemental deportividad, con más teatro que Paco Morán y Joan Pera. Y, para colmo, en un momento crítico de la plantilla (pero que sigue en tres competiciones y líder), al entrenador se le silba en casa y al equipo se le exige espectáculo. ¡Vaya momento para poner más presión encima de Rijkaard! Precisamente ahora, que el único compromiso razonable es con el resultado, y que si tuviera narices para ello (o las manos libres), hoy montaba un 4-4-2 y se quedaba tan fresco. Verbigracia: Víctor Valdés; Oleguer, Puyol, Thuram, Sylvinho o Gio; Márquez, Xavi, Iniesta, Deco; Ronaldinho y Gudjohnsen o Saviola.

Positifo: que José Mourinho ha recuperado anímicamente a Shevchenko y Lampard (dos goles cada uno), ha ensayado una defensa potable dentro de un 4-4-2 y Stamford Bridge ha despedido a su entrenador y a su equipo como si acabara de ganar la Copa del Mundo. Ya sé que, en esa línea tan nuestra de despreciar cuanto hacen los demás, diréis que ha goleado (4-0) a un equipo de 4ª División. Bueno, tampoco a nosotros nos ha sobrado para superar a dos de Segunda: el Alavés y el Nàstic.

Nejatifo: el follón jurídico en que se ve envuelto el Real Madrid. No es bueno para ellos pero tampoco para nosotros, puesto que también hay demandas en los juzgados contra nuestra directiva. Cada día que pasa estoy más convencido de que esta fórmula casi exclusiva del Real Madrid y el Barça, es anacrónica y que el signo de los tiempos nos empuja a convertirnos en sociedad anónima, y no en el cortijo de sátrapas como los actuales (del Madrid y del Barça), que se patean impunemente el patrimonio y el prestigio, sin que nos quede más que el derecho al pataleo.

¡Bona nit, bona sort i visca el Barça!