Oro del que cagó el moro

Fabio Cannavaro ha dado una de las más penosas demostraciones de falta de seguridad, de lentitud, de miedo, de colocación, de mediocridad...ha comunicado inseguridad a toda una defensa de nocilla, sólo protegida bajo el paraguas de un arbitraje de juzgado de guardia. El Madrid no ha empatado ni por lo civil ni por lo criminal, porque ese no es su estilo. Su estilo es hacerlo por real decreto, procedimiento sumarísimo que le allana el camino más pedregoso. Como el que le ha planteado hoy un Lyon plagado de bajas. ¿Carew? Era la tercera opción por las bajas de Fred y Govou, pero parecía el mejor Van Basten. El Madrid no provoca ya miedo escénico en sus visitantes sino hilaridad, risa. No acojona sino que descojona. Por unos momentos, el Bernabeu quiso recordar los tiempos del Estado de excepción, cuando los defensas gozaban de impunidad. Y los delanteros visitantes, lo tenían claro: de la Castellana, a la Paz. ¿Miento, De Felipe? ¿Falto a la verdad, Benito? ¿Omito, Rubiñán? Cannavaro, al que acaban de darle el Balón de Oro (¿quién? ¿unos laboratorios?¿los niños del colegio de San Ildefonso?), me ha recordado a aquellos defensas que tenían más de legionarios que de legendarios. Pero, si tuviera un poco de dignidad, renunciaría al Balón de Oro, un trofeo desprestigiado pero que este año ha tocado definitivamente fondo.

Positifo: que el AEK de Serra Ferrer ha dado un paso de gigante para meterse en octavos de final, con lo que podrían ser cuatro de 16 los equipos con técnicos de pasado o presente azulgrana en la siguiente fase de la más prestigiosa competición mundial de fútbol, junto con Rijkaard, Koeman y Mourinho, todo un record que habla en favor de nuestro pasado más reciente.

Nejatifo: que tanto el Barça como el Madrid mientan, según ha dado a entender un alto ejecutivo de Mediapro esta noche en RAC1, al anunciar el montante de sus contratos con televisión, para presumir de cifras. Que el Madrid mienta, me trae sin cuidado, pero que no se ajuste a la verdad la directiva de Laporta tras lo de China, la subida de carnets, las elecciones y tantas otras veces que nos ha levantado la camisa, lo encuentro intolerable.

¡Bona nit, bona sort i bon viatge a Ítaca!