¡Al fin juntos!

Podría ser el título de una película de Pedro Lazaga (preguntad en casa), con Alberto Closas y Analía Gadé: “¡Al fin juntos!”. Las clásicas peripecias de una pareja de salidos que tiene que vencer una dificultad tras otra pero que gracias a su tesón y a no pocas argucias y picardías, consiguen consumar su unión. Lo de Xavi e Iniesta también suena a españolada. Leo la prensa, empezando por José Sámano, el nuevo e inesperado jefe de Deportes en El País (lectura obligada para quien esto suscribe) y, ¿qué me encuentro? El canto de las excelencias de Andresín, como si acabáramos de descubrirlo para el fútbol y la alta competición. Cambio de partido, doy marcha atrás siete meses, y me parecería (mejorando lo presente), una de aquellas apologías que el maestro Segurola hacía de Guti. ¡Somos incapaces de explicar un partido sin ponerle nombre propio! Y, ojo, que cito El País porque ya no puedo irme más arriba. Yo estoy encantado de que Xavi e Iniesta jueguen juntos y afinen como el prier violín de la Filarmónica de Berlín. ¿A mí me lo van a decir? Yo incluso diré más: el triángulo Xavi-Iniesta-Cesc, no tiene parangón en el fútbol europeo en estos momentos. Y los tres han mamado la misma leche. Pero también advierto, como en anteriores ocasiones, de que en Madrid llevan ya tiempo utilizando a Iniesta como una cuña con la que romper la armonía del Barça y con la que presionar a Rijkaard. Eso tiene más peligro que una piraña en un bidet, pero yo no entraré al trapo. Para mi el mejor Iniesta -en el Barça, donde hay para escoger- sigue siendo el que entra en el minuto 60 y arma la marimorena. Y sólo cambiaré de opinión si veo que Frank Rijkaard lo utiliza de otro modo. Porque acudir a la magistratura del desacreditado Zapatones para ver cómo hay que sacarle el mejor partido a Andresín, es como preguntarle al jefe de la CIA por el paradero de Bin Laden.

Positifo: que la FIFA haya dado ya los 30 finalistas para el jugador del año y que en dicha lista el Barça siga siendo uno de los equipos que aportan más candidatos, cuatro para ser más precisos: Ronaldinho, Eto'o, Deco y Thuram.

Nejatifo: la gravísima lesión de Maxi Rodríguez en el partido España-Argentina, disputado de forma bochornosa e inadmisible sobre un terreno que sólo podía propiciar lesiones como la que se produjo el jugador del Atlético. Espero que la Liga de Fútbol Profesional de un modo colegiado, pero todos los equipos a título individual, hagan piña en torno al Atlético para resarcirle de esa barbaridad que pudo tocarle al Barça, al Arsenal, al Liverpool, al Madrid, al Valencia, al West Ham o al Borussia Moenchengladbach. El caso pone de relieve de forma sangrante, el abuso a que son sometidos los clubs por parte de unas federaciones que, además, no tienen ningún tipo de escrúpulo en obligar a los jugadores a arriesgar el físico en las peores circunstancias.

¡Seguim a tot drap cap a Ítaca!