Un banquillo de acusados

Muy mal, sin paliativos. Al margen del valor en sí del título, que a juzgar por el pleno de políticos en el palco debía ser elevado, está el compromiso deportivo de un equipo. En el caso que nos ocupa, del Barça. Es verdad que el de Girona es un tropiezo menor de los que apenas lucen en las vitrinas de un club como el Barça. Pero era la ocasión, y así lo dije en la previa, de que algunos jugadores que apuntaban a suplentes, como Belletti, Sylvinho, Oleguer, Motta, Giuly y Ezquerro, aprovecharan a tope una oportunidad como esa. Recuerdo que muchos de estos jugadores, frente al Nàstic, se dejaron la piel hace sólo unos meses (en esa misma competición), y yo los puse como ejemplo de lo que debe ser un banquillo de suplentes que aspiran a dejar de serlo. Todos ellos, y no digamos Saviola, le han puesto fáciles las cosas a Rijkaard, para quien este año debía ser un mal trago el hacer los descates semanales. Al margen de Jorquera y Sylvinho, los demás (empezando por el pibito), harían bien en empezar a buscarse equipo en el mercado de invierno. Parece que la resignación y el conformismo se está apoderando de ellos y que se conforman con haberse convertido en el carro del pescado.

Positifo: la alineación de Saviola ante el Espanyol, lo que en vez de reactivar la polémica, la mata de raíz y da la razón al entrenador del Barça por no querer al pibe en su equipo, aunque se reserva el alinearlo en ocasiones como esa u otras que crea conveniente. Pulutan, asunto sanjat y punto.

Nejatifo: la actitud de desinterés general por parte del barcelonismo, incluído el entorno mediático, por la final de la Copa de Catalunya. La opulencia de títulos cosechados en los dos últimos años empieza a generar un menosprecio por todo lo que no sea la Liga de Campeones o el Mundial de clubs, un pecado de soberbia que tarde o temprano tendrá su penitencia.

¡Bon dia, bona sort i Visca el Barça!