El mal de Riquelme, Ballack y Van Bommel

Voy a decir algo en favor de Txiki Begiristain. Un momento: me tomo la temperatura a ver si es que me he puesto enfermo y reanudo el comentario. 36,4º. Sigamos: hizo santamente nuestro secretario técnico en traspasar a Riquelme antes de que se devaluara en el Mundial y a Van Bommel a la primera ocasión. Entono el mea culpa por los palos que le dí en el caso del argentino, por creer que los estábamos regalando al Villarreal.
En lo que nunca me equivoqué es en mi diagnóstico de que a Riquelme le venía grande el Barça. Su renuncia a seguir en la selección argentina, confirma su incapacidad para asumir la presión de un gran equipo, para liderarlo. ¡Qué error, qué inmenso error, de aquellos queridos colegas que exigían de Van Gaal que tenía "que darle el equipo" a Riquelme! ¡Qué visión la del propio Van Gaal cuando dijo que a lo mejor había que cederlo a un club europeo intermedio! ¡Qué risa, que inmensa risa, cuando recuerdo a aquellos colegas que venían al Força Barça de hace cuatro años, poniéndose las manos en las orejas para reivindicar al Toppo Giggio! ¿Todavía lo ven compatible con Ronaldinho? A Eto'o le saldría barba esperando sus pases. Como a Forlán.
Riquelme, al que considero una bellísima persona, ha acusado el mal de altura: hace grande a un equipo pequeño pero empequeñece en un equipo grande. No es un caso único: a Michael Ballack (grandísimo en el Bayer Leverkusen), le pasa lo mismo en la selección alemana y en el Chelsea, donde ya se puede afirmar que está fracasando y arrastra al equipo en su hundimiento; a Van Bommel (puntal en el PSV), ídem de ídem con Holanda y el Barça...con la mala suerte de que cuando el Bayern le da la batuta, pierde en casa del Arminia Bielefeld (tras ser eliminado en la Copa alemana).
En los dos ejemplos que nos afectan (Riquelme y Van Bommel), nuestra secretaría técnica ha sabido hacer cash (13/14 kilos de euros por la pareja). Y en ambos casos, dejar que los jugadores salieran del Barça también tuvo algo de acción humanitaria.

Positifo: que Romerito, leyenda del fútbol paraguayo, ha hallado como cantante de rock el éxito que se le negó en el Barça. A sus casi 50 años, ha debutado en Asunción interpretando el tema “Siete hermanos, un missil”, muy popular en su país. Fue un fichaje relámpago y sorpresa de Johan Cruyff (temporada 1988-89), que lo hizo debutar en un Barça-Madrid (0-0), en el puesto del goleador Gary Lineker. El mismo año que Lucendo, y unas temporadas antes de lo de Cuéllar, Eskurza, José Mari, Escaich, Lopetegi, Angoy, Korneiev, Kodro y Prosineki, que nos costaron un pastón y con los que íbamos a construir un nuevo Dream Team.

Nejatifo: la forma desabrida en que Samuel Eto’o respondió a la periodista Ruth Vilar, de Catalunya Ràdio, tras el partido de Santander. Aún tratando de comprender el estado de ánimo del goleador, que una vez más había sido objeto de insultos racistas, ello no le disculpa de atender cortesmente a los/las periodistas que se dirigen a él con toda correción, como fue el caso. Una corrección que con tanta frecuencia olvida Eto'o, dentro y fuera del campo, y que desmerece en un fabuloso jugador que, además, es modelo de comportamiento e ídolo de muchos jóvenes, niños y mayores.

¡Bona nit, bona sort i Visca el Barça!