Cannavaro vivía de Thuram

Por cuarto año consecutivo, el fichaje estrella del Madrid es un bluff. Lo fue David Beckham, aunque a Florentino Pérez le importaba más fichar una marca con glamour que un futbolista que ya tenía repetido en su plantilla; volvió a serlo Michael Owen, porque el rechazo de la vieja guardia madridista a los extranjeros le hizo la vida imposible; algo semejante, pero corregido y aumentado sucedió al año siguiente con Robinho, buen futbolista menospreciado en el ambiente hostil del madridismo, pero al que sólo alguien que no estuviera en su sano juicio pudo imaginar como una réplica de Ronaldinho; y, la culminación ha sido con el fichaje de este año de Fabio Cannavaro. Sólo defiende a base de patadas, consciente de la inmunidad que concede el llevar la camiseta del Madrid...como la tenía en Italia con la de la Juventus. Su actuación en el campo del Levante fue escadalosa y la de anoche en Lyon deberían censurarla en horario infantil, por lo generadora que es de violencia. Si en Suecia un telespectador denunció a Henrik Larsson porque pegó un golpe a un jugador rival, hoy deberían ser todas las organizaciones de derechos humanos, todos los trabajadores por la paz, todos los movimientos contrarios a la violencia los que deberían concentrarse a las puertas del Bernabeu pidiendo el “No a Cannavaro”. Es un fuera de le ley del fútbol. Nos ha tenido a todos engañados, porque vivió a la sombra del gran Liliam Thuram, de quien me sorprende que no se declarara objetor de conciencia para no jugar al lado de semejante energúmeno. Es el fichaje estrella madridista de esta temporada: de la pasada, ya sólo Sergio Ramos sigue como titular. Y, ojo: titular de un equipo perdedor, ramplón, sin brújula, que también se equivocó al fichar a Fabio Capello, otro que nos tenía engañados a casi todos (a mi el primero), pues le creíamos el padre de una sólida Juve, cuando ahora ha quedado claro que esa paternidad, todo lo espúria que se quiera, hay que reconocérsela a Lucky Luciano Moggi.

Positifo: el gran nivel que Barça y Valencia han demostrado en la Liga de Campeones. Que los tres títulos europeos del pasado año hayan sido para el Barça y el Sevilla, demuestra el gran nivel de nuestro campeonato y la fortaleza, prestigio y calidad de estos equipos, unidos al Valencia, en el fútbol internacional de ahora, frente a quienes quieren vivir de recuerdos y viejas glorias.

Nejatifo: los arbitrajes políticos que se siguen produciendo en la Liga de Campeones. Tres equipos ingleses (Chelsea, Manchester United y Arsenal), se vieron auxiliados con sendos penaltis harto discutibles (los del ManU y los gunners inventados), en el momento crucial del partido. En el caso del Arsenal, con injusta expulsión del portero del Hamburgo en el minuto 11. Ya sabemos que una Champions sin equipos ingleses sería ruinosa para el negocio televisivo, boyante las dos últimas temporadas en que han llegado a la final, pero se les ve demasiado el plumero. Pero el colmo del escándalo fueron los dos penaltis no señalados contra el Madrid y la roja perdonada reiteradamente a Cannavaro.

¡Bona nit, bona sort i Visca el Barça!