Tres tristes tigres

A lo mejor yo estoy equivocado (suelo estarlo con mucha más frecuencia de la que desearía), pero tengo la impresión de que tres de los mayores fracasos de este Mundial -por el momento- tienen nombre, apellidos y club de procedencia. Uno de ellos se llama Raúl González y es del Real Madrid. La valentía que tuvo Luis Aragonés al no alinearlo y apostar por el estilo Barça en la selección, le traicionó en la segunda parte ante Ucrania y echó mano del propio Raúl y de Albelda. ¡Igualito que Argentina, que cuando iba 3-0 y con uno más, sacó a Messi y Tévez y formaron el taco!. Pero rectificar es de sabios, aunque sean de Hortaleza, y parece que Zapatones al fin se ha atrevido a decirle a Raúl cuál es su sitio.

Otrosí: este iba a ser el Mundial de Ronaldo, decían algunos, por analogía con lo de Rivaldo, que después de estar todo un año sacándonos los cuartos en el Barça tumbado a la bartola (lo cual ya iba bien a los partidarios del “cuanto peor, mejor”), la lió en el Mundial de Corea y Japón. Ronaldo, ni por asomo: no ha dado golpe en el Madrid y no parece en condiciones de hacerlo con Brasil. Salió Fred y, en menos de diez minutos, creó más peligro que Ronaldo en todo el Mundial.

Acabo con Zidane, pieza de museo que yo llevaría al Louvre pero no para desentrañar el enigma de la Gioconda sino para que hiciera una nueva versión de Belfegor (el senyor Cherinola sabe de quien hablo, mozalbetes). Por si quedaba alguna duda de que a Zidane ya se le ha acabado la gasolina, ayer se escenificó en Leipzig la caída de un dios del estadio.

Positifo: 1) que Corea del Sur, con un pedazo de entrenador en el banquillo como Dick Advocaat, puede revivir un Mundial como el de hace cuatro años. 2) Que el Levante haya vuelto a Primera y acompañe al Nástic y el Recre.

Nejatifo: que no haya más árbitros en el Mundial (y en el mundo), como el argentino Horacio Elizondo, el único hasta ahora que no ha discriminado a un equipo africano. Si hubiera dirigido el Holanda-Costa de Marfil, los elefantes seguirían en la competición. Pero, eso sí, la hipócrita FIFA se llena la boca de mensajes igualitarios y antirracistas.

¡Bona nit, bona sort i Visca el Barça!