España se emancipa

Esperábamos a Messi como la baza ganadora de Argentina ante México y el salvador fue Massi(que es como pronuncian Maxi los madrileños) con un golazo de bandera. Mucho mejor que el de Hernán Crespo, que debió ser anulado. La albiceleste deberá mejorar mucho si no quiere ser aplanada por el huracán alemán. Ni frente a Holanda (disculpable porque ya tenía el pase en el bolsillo) ni ante México, ha sido la Argentina de los dos primeros partidos. ¿Inglaterra? Aún peor: vive de rentas a base de goles a balón parado. Sin táctica, sin delantera...¡Con lo fácil que le resultaría al inepto Eriksson copiar el sistema del Chelsea o el del Liverpool y aplicarlo!. Pero los seleccionadores, que bien mirado trabajan un mes cada cuatro años, quieren dejar su sello personal. Eso les pierde. Y, para demostrarlo, ahí está Luis Aragonés. Lo bueno que había hecho la selección española era gracias a haber aplicado el sistema Barça. Ante Arabia, penoso partido, lo modificó: dos extremos-extremos (Joaquín y Reyes) y un falso delantero centro. Es decir, como jugaba el Barça en los comienzos de Rijkaard (Quaresma-Saviola-Overmars) y se iba directo al desastre. Ahora, el Sabio de Hortaleza quiere hacer las cosas a su manera, con un estilo más carpetovetónico, si se me permite. Prescinde del 4-3-3 y aplicará un 4-4-2, con rombo central (Xabi Alonso, Xavi, Cesc y...Raúl por delante). Ni un solo extremo y dos cazagoles (Villa y Torres). No hace falta ser muy agudo para darse cuenta de que toda esta revolución tiene por objeto meter a Raúl en el equipo con calzador...y emanciparse de ese estilo Barça que para algunos podía parecer impropio.

Positifo: que Rafa Márquez volvió a mostrar ante Argentina su carácter de líder y de jugador que se crece en los grandes compromisos. Tanto México como Ecuador, que hicieron una excelente primera fase del campeonato, se han despedido del Mundial con la cabeza bien alta.

Nejatifo: que por ahora no se haya producido ninguna sorpresa en el Mundial, lo que entra en contradicción con el carácter imprevisible que se atribuye al fútbol y que es uno de sus principales alicientes. Cualquier intento de transgredir la lógica es reprimido por los árbitros, que barren de una forma descarada hacia los fuertes. No es que haya habido grandes robos pero hurtos los hay en cada partido.

¡Bona tarde, bona sort i Visca el Barça!