Vuelve Johan II

Recuerdo como si fuera hoy cuando en la amplia sala de la vieja Masia, que era la sede de la presidencia y las oficinas del Barça en la última época de Montal como presidente, cuando Armand Caraben y Ferran Riba, los dos grandes ejecutivos del club del momento (luego vendrían Joan Granados y Jaume Rosell), me dieron la rigurosa primicia de que el Barça fichaba a Johan Neeskens, del Ajax, poco antes del Mundial de 1974. No había móviles y me fui a toda pastilla a El Correo Catalán. Allí decidimos entre Josep Morera Falcó, Josep Playà y un servidor (yo como redactor pelado), la mejor forma de vestir la noticia: ¡un bombazo!.
Como una de las cosas que peor digiere el periodismo deportivo es que te pisen una noticia, la competencia de El Correu atacó al día siguiente: "¿Un "7"? ¿Y qué haremos con Rexach?". Neeskens, grandísimo centrocampista, uno de los más genuinos representantes del fútbol total, llevaba el "7" en la camiseta de la selección naranja y algunos colegas eran tan cartesianos que, para ellos, un "7" sólo podía ser un extremo. Como Rexach.
No era, desde luego, a Rexach a quien iba a reemplazar Neeskens sino a otro grandísimo jugador, el santanderino capitán Juan Carlos, en un medio campo que ya empezaba a estar entrado en años y al que Johan II aportaría glóbulos rojos. Por lo tanto, tampoco iba a sustuir a Sotil, como ha pasado a la historia, puesto que la jugada maestra de Armand Carabén pasaba porque a Hugo Cholito Sotil, a finales de ese año, le fuera concedida la doble nacionalidad de acuerdo con el convenio hispano-peruano existente en esos momentos. Sin mencionar los numerosos precedentes -casi todos favorecedores de los intereses del Madrid- que apoyaban las pretensiones del Barça.
La no concesión del pasaporte español a Sotil hasta un año más tarde, desbarató los planes para reforzar el equipo y la inclusión de Neeskens no dio los frutos deseados. Formó con Johan Cruyff la pareja de extranjeros del Barça durante cuatro temporadas, las últimas de Agustí Montal en la presidencia, con un pobrísimo balance: ninguna liga (0) y una copa del rey (1). Ese rotundo fracaso deportivo generó en la afición una voluntad de cambio parecida a la que se vivió con el nefasto período de Gaspart en la presidencia. La gran sabiduría social llevó a Núñez a la presidencia. Se iba un crack como Johan Cruyff y unas arcas vacías sólo permitían fichar jugadores de segundo nivel, como el austríaco Hans Krankl, Félix (Elche) y Tarrés (Burgos). Pero, así y todo, era tal la ilusión que el cambio había generado en el barcelonismo, que se pudo obtener un triunfo histórico, la final de Basilea, que también permitió a Johan II cerrar con un broche de oro cinco de los peores años de la historia del Barça.


Positifo: que los aperitivos del Mundial nos permitan ver partidos tan atractivos como el Argentina-Angola, dos selecciones mundialistas, que esta noche ofrece (21 h. Canal+). Espero ver por algún lado el Inglaterra-Hungría (22,05 h.e).

Nejatifo: que, al margen de unas declaraciones de un responsable del fútbol base azulgrana en Mundo Deportivo, pasando al contraataque, no haya habido una postura oficial del Barça, clara y contundente, al escándalo de Benidorm.

¡Bon día, bona sort y Visca el Barça!