Firmo la paz de Versalles

Veo que somos incorregibles, que muchos de nosotros no nos acostumbramos a que nos mientran de un modo sistemático y compulsivo. Y que ese derecho no se lo concedemos ni a un presidente al que, para hacerlo todo en la vida, ya sólo le queda ser abad de Montserrat. Llegado el episodio de las entradas, deberíamos estar curados de espanto, pues no se trata sino de una más de las tomaduras de pelo que ayer enumeraba Jaou en este mismo blog:
1-Fichaje Beckham; 2-No venderemos patrimonio como vía para obtener ingresos; 3-No subiremos los precios al abonado; 4-El cuento chino; 5-Levantaremos la alfombra; 6-El cuñado facha; 7-El cuñado facha again; 8-Transparencia en el club; 9-Tema de directivos disidentes invitados a la final; 10-Tema entradas del RACC; 11- etc., etc, etc.
Podríamos añadir el incumplimiento de lo dispuesto en los estatutos, el aferrarse al cargo, la politización desmesurada y partidista del club, en provecho y autopromoción personales, todo lo cual ha acarreado compromisos personales en detrimento de los derechos del socio, arteramente pisoteados. Deberíamos estar acostumbrados a todo eso y resignados a lo que pueda venir, pues si el Barça gana la Copa de Europa, como esperamos y deseamos, la caza de brujas puede alcanzar extremos paranoicos. Resistiremos el tsunami.
Pero, mientras, olvidémonos de esta panda de aprovechados y revanchistas, vamos a disfrutar con nuestro equipo y vamos a dejar que ellos y su biutiful de nuevos ricos, trepas y chaqueteros, chupen cámara en París. No caigamos en la provocación que ha significado para toda la masa social el escándalo de las entradas, por ahora el último. Nosotros, con el equipo a muerte: son nuestra Liga y nuestra Copa, porque es nuestro equipo, porque todavía es nuestro club, porque lo hemos pagado de nuestro bolsillo y lo sostenemos con nuestro patrimonio histórico. Y porque sabemos distinguir lo que es una directiva que nos menosprecia de un modo ruín y nos utiliza, lo mismo que capitaliza los éxitos deportivos de un modo sectario y se vale del club como trampolín y engorde, de un equipo que nos hace sentir orgullosos e inmensamente felices. ¡Con la directiva a matar, con el equipo a muerte!.

Positifo: que el partido de Sevilla sea de guante blanco, una noche de fiesta y de homenaje recíproco entre los dos equipos, lo que en teoría debe poner a salvo las espinillas de nuestros jugadores en unas vísperas tan importantes para ellos.

Nejatifo: que el partido de Sevilla, por la incuria de los directivos de ese club, con rancia tradición de desaguisados, y la anuencia de los nuestros, haya significado una alteración grave del calendario que a nosotros no nos afecta pero que puede agraviar a terceros equipos.

¡Bon dia, bona sort i visca el Barça!