Quiero al Arsenal

Lo siento por toda esa España que desearía verse representada en el Villarreal frente al Barça. Lo siento también por el batiscafo amarillo. Pero me asiste un derecho para no quererlo ni en pintura en la final de París: ¡quiero la Copa!. Y si quiero la Champions prefiero tener delante a un equipo de colegiales como el Arsenal que a los gauchos de Martín Fierro. Tan admirables como temibles: legionarios que coleccionan copas Libertadores e Intercontinentales y que soportan las más intensas presiones con la misma entereza con que dormirían a la intemperie en pleno invierno austral en la Patagonia. Quiero al Arsenal, quiero un duelo Barcelona-Londres, quiero ganarle al primer equipo de la city que llega (que legaría) a una final de la Copa de Europa. Y, como lo quiero y lo siento, lo digo.

Positifo: la gran acogida del barcelonismo al libro de Sandro Rosell, que prueba el tirón, mezcla de morbo y glamour, del ex vicepresidente mártir, y de la desconfianza que existía entre la opinión pública sobre las versiones oficiales, las únicas que hasta ahora habían circulado, sobre sus desavenencias con Laporta y el staff técnico interno y exterior del Barça.

Nejatifo: que Tachito se haya pasado los estatutos del Barça por l'entrecuix, en un claro menosprecio a la tradición democrática del club y en contra de lo que pregonaba antes de tomar el poder. Tras denunciar que antes en el Barça votaban hasta los socios ya desaparecidos, ahora no podemos votar quienes todavía no hemos pasado a mejor vida.

¡Bona nit, bona sort i Visca el Barça!