¡Que sí, que si, que ja som a París!

Deco, el único jugador de la plantilla del Barça que ya ha ganado la Copa de Europa, además de ser un buen conocedor del Benfica como portugués de adopción, asegura que el Barça debe tener paciencia en el partido de mañana. Es un reconocimiento implícito de que el equipo acusa una cierta ansiedad por su falta puntería en los últimos partidos. Y nada hay mejor para combatir la ansiedad y evitar que se convierta en una obsesión que tener un poco de paciencia y de serenidad. Es decir: jugar sin precipitaciones, nada de volcarse a tontas y a locas sobre la portería de Marcello Moretto que, por suerte para nosotros, no es Iker Casillas. Pero esa misma actitud hay que pedirle al público, que es capaz de gritar “¡Campeones, campeones!” cuando las cosas (y el marcador) van de cara pero se encierra en un silencio gélido si no ve un resultado tranquilizante. Esa es una de las características psicológicas del barcelonismo, un rasgo histórico: rara vez la grada empuja al equipo sino que espera a que la situación se produzca a la inversa. Lástima que el partido ante el Madrid fuera tan light que ni siquiera sirvió de ensayo para recibir al Benfica como debe ser: sin miedo y con ganas de tirar del equipo como en las ya históricas “nits màgiques” del Camp Nou...Pero, como nadie nos va a cambiar, del silencio sepulcral con el 0-0, pasaremos al “¡Que sí, que sí, que ja som a París” (grito en nuestra lengua que, por cierto, brindo a falta de otro más original).

Positifo: la tarde que nos espera hoy, y que puede dejar a Milan sin fútbol europeo. Como no pienso perderme ni el partido del Villarreal ni el del Lyon, acabaré mirando como Fernando Trueba. ¡De cine, tíos!

Nejatifo: que Roberto Carlos haya denunciado esta noche en el Maracaná 06 que “le dedicaron insultos racistas” en el Camp Nou, cuando nadie los oyó ni el árbitro los reflejó en el acta (que haya trascendido, al menos).

¡Bona nit i bona sort!