A París en "business class"

Glorioso Barça en San Siro. Esta vez, exhibición sin peros. Esta vez, sin dejar ninguna coartada a su rival. Con claridad, con limpieza, con brillantez, casi con austeridad. Escribí el jueves en Mundo Deportivo que lo que perdíamos con la baja de Messi lo ganábamos en madurez con la presencia de Giuly. ¡Bingo!. Sin Xavi, sin Deco, sin Messi, con Márquez saliendo de una lesión y amenazado de perderse la vuelta (ojo, no vayamos a perderlo para la final, y lo digo aunque alguien me acusará de ver el lado nejatifo), con un Ronaldinho que tardó en entrar en materia, el Barça ofreció un recital. Iniesta, por fin, cuajó esa gran actuación que necesitaba en un partido para adultos. ¡Y qué partido! Retiró aburrido a Pirlo y dio pases para salir a hombros de ese estadio que un día Núñez comparó con una fábrica y que anoche fue la fábrica del gran sueño azulgrana. ¿Y Víctor Valdés? Vengan en procesión sus detractores a pedirle perdón. ¡Yo os perdono!. Gilardino y Shevchenko soñarán con él: los ha minimizado. Hemos sacado el billete para viajar a París en business class. ¿Podemos emprender el vuelo? Todavía no: nos falta sacar la tarjeta de embarque en el partido de vuelta que debe ser la gran y espectacular noche de final de temporada en el Camp Nou.

Positifo: que el Barça ha mantenido siempre una imagen de firmeza, convicción, madurez y de juego alegre ante un Milan con mucho cuerpo pero que ha ido menguando como equipo con el paso de los minutos.

Nejatifo: las declaraciones de Tachito en La Gazzetta dello Sport, no en todo su conjunto (comparto algunas cosas) sino cuando se da un autobombo inadmisible en un presidente del Barça y más propias de un petimetre cargado de vanidad y ambición.

¡Bona nit, bona sort i visca el Barça!