¡Eto'o, t'estimo!

Todavía no estamos en Semana Santa y, faltando un cuarto de hora para el final del partido con el Benfica daba la impresión de que iniciábamos un Via Crucis, una subida al Calvario un camino de espinas. Suerte que Eto’o, en uno de los partidos mejor jugados que le recuerdo con la camiseta del Barça, nos ha dado agua del Carmen. ¡Qué golazo! ¡Y en qué momento más oportuno! Ha sido un Bakerazo: sufríamos como en Kaiserslautern. Allí, porque estábamos fuera; aquí porque no nos veíamos del todo dentro.
Y eso que el Barça, en mi opinión, ha jugado uno de los partidos más serios desde que se lesionó Xavi. Con el mérito añadido de que tampoco podía contar con Márquez, con Motta, con Messi y, casi, casi, con Edmílson. Me extrañó que no saliera Giuly pero lo cierto es que no recuerdo otro partido en que Larsson, Ronaldinho y Eto’o, permutaran posiciones de un modo tan constante, sacrificado e inteligente. Lo de Eto’o ha sido para levantarle un monumento.
Pero, aún con las bajas apuntadas, el equilibrio entre todas las líneas me ha parecido perfecto. Y eso que Deco…seguramente no le vendrá mal descansar en Milán. Sí, ya sé que me saldrá alguno diciendo que ¡coño, si sólo era el Benfica! Pero ¿cómo es creeis que se cepillaron al Manchester y al Liverpool? Pues más o menos jugando así: creando dos contragolpes de infarto sólo que metiendo dentro lo que Simao y Karagounis nos han perdonado. Claro que, en el segundo caso, no ha habido perdón sino paradón de Víctor Valdés.
Ya estamos en semifinales, justamente frente a otro de los candidatos, el Milan. Porque todos los demás (Chelsea, Madrid, Manchester, Liverpool y Juventus), se han quedado tirados en la cuneta. No podíamos imaginar un camino a París más despejado. Ni una final, ante el Villarreal o el Arsenal, más apetitosa.


Positifo: que, además de los jugadores de Frank Rijkaard, otros dos grandes triunfadores de esta Liga de Campeones tienen una nítida coloración azulgrana: Cesc Fàbregas y Juan Román Riquelme. Y otro, Thierry Henry, puede tenerla muy pronto.

Nejatifo: que el triunfo claro, merecido e indiscutible del Barça, haya tenido que producirse a expensas de Ronald Koeman, nuestro héroe de Wembley, uno de los mitos vivos del barcelonismo.


¡Bona nit, bon San Siro y bon Saint-Denis!