El retorno de Xavi

Xavi vuelve al equipo en el momento más oportuno. Debe adquirir un poco de ritmo, de confianza y de tono físico antes de la final de París y, ojo, que no estoy diciendo ya que la juegue como titular. Pero estoy convencido de que para Rijkaard no es una mala noticia la vuelta de Xavi. Seguro que no habrá dicho eso que Sandro Rosell le atribuye sobre Ronaldinho: “Es muy bueno, sí, pero ¿dónde lo pongo?”. Frase idéntica a la que, por cierto, once años antes antes se atribuyó a Johan Cruyff sobre Iván de la Peña. Pero hasta los más acérrimos iniestistas deben ver el retorno del Safi, como le llamaba mi admirado Louis van Gaal, como un factor positivo, estimulante para todos y para todo, empezando por la competencia. Ver que el Barça posee ese magnífico par de organizadores, surgidos de su cantera, me hace pensar en esa escuela de “medios centro” que ha sido el Miniestadi. La cosa, para no irnos al parque jurásico, empezó con Luis Milla, siguió con Guardiola, Celades, Xavi, Arteta, Iniesta y Cesc Fàbregas. Todos están jugando ¡hasta Guardiola!, y podríamos añadir otro tipo de organizadores del juego, de la misma estirpe pero de naturaleza más heterodoxa: Gerard, De la Peña y Motta. La vuelta de Xavi coincide con un grandísimo momento de juego de Andresín, pero también con un ligero bache de Deco (no jugó en Milan y el equipo fue como una moto) y con la pájara mental a que ya nos tiene acostumbrados Motta. Yo, a un centro del campo con Edmílson, Xavi e Iniesta, tampoco le haría ascos.

Positifo: que podamos ser campeones esta misma tarde si pincha el Valencia pero que no exista ansiedad ni obsesión en el entorno blaugrana, sino un clima de serena naturalidad.

Nejatifo: que pese a que puede ser pichichi y pese a la amarga experiencia de la temporada anterior, cuando en dos partidos perdió el pichichi y la Bota de Oro, Samuel Eto'o para ser nuevamente víctima de la ansiedad y la obsesión por el gol, con nocivas repercusiones para el equipo.

¡Bon dia, bona sort i bon aliron!