Berlusconi, ¿árbol caído o fiera herida?

Que Silvio Berlusconi haya sido descabalgado de la presidencia del gobierno italiano, ¿es bueno o malo para el Barça? Il cavaliere pierde poder y ya sabemos lo sensible que es el mundo del fútbol al poder: basta comprobar que al Chelsea lo tratan como un apestado, tanto los árbitros como los del comité de disciplina de la UEFA, al no pertenecer al cartel del G-14. Si los árbitros y la UEFA consideran que el Milan es un árbol caído, empezarán a hacer leña de él y le costará levantar cabeza. ¿Para qué nos vamos a engañar? Al Real Madrid le ha sucedido algo de eso: era el equipo mimado, en España y Europa cuando vivía al socaire del poder del PP de Aznar pero, desde el 14-M (en ese momento si mal no recuerdo el Madrid era líder), su caída ha sido tan estrepitosa como la del partido político que le daba cobijo. Llegados a este punto, alguien se preguntará: ¿Qué insinúa este tío? Pues lo que digo: que Berlusconi puede tener su caída libre (en la que arrastraría al Milan) tras la jornada electoral del 9 y el 10-A. Pero también podemos hacer una lectura menos beneficiosa para el Barça: la fiera está herida. Herida en un orgullo que se resistirá y peleará a dentelladas para no sufrir dos derrotas en quince días.

Positifo: que en el Barça haya cinco italianos (Motta, Belletti, Messi, Maxi y Edmílson), lo que debería ser explotado más por nuestros medios de comunicación con vistas a ambientar el partido de San Siro. ¡A ver, esa imaginación, colegas!.

Nejatifo: la timidez de Riquelme ante un micrófono y en una sala de prensa (me remito al Telenotícies de hace un momento en TV3), que hace pasar un mal rato incluso al telespectador. Ese carácter apocado y casi autista, explica por qué un jugador de su nivel no proyecta una mejor imagen, por qué los grandes equipos no apuestan por él ni las multinacionales lo contratan para sus campañas publicitarias. Ojo: no es una crítica porque a uno no se le puede criticar por ser como es, auténtico y sin dobleces. Me limito a subrayar un hecho.

¡Bona nit i bona sort (també als pericos)!