Primera estatuilla al bote

Ya han desfilado por la alfombra roja del fútbol casi todos los premiados de este año. A estas alturas de la temporada, no vale la pena seguir haciendo quinielas porque las principales estatuillas están concedidas: Juventus, Bayern, Chelsea, Lyon, PSV, Oporto y Barça, tienen asegurado el triunfo. Queda el gran premio, para algunos el más importante, la Copa de Europa, que todavía podría contener la sorpresa de salvarle la temporada a algún necesitado, como sucedió el año pasado con el Liverpool. Pero ya sabeis que las buenas películas casi siempre acumulan más de una estatuilla y las hay que las acaparan. Como termino a toda pastilla este articulito para plantarme ante el televisor a ver la gala, no sé si ese será el caso de “Buenas noches y buena suerte”, pero, trasladándonos al fútbol, sí podría ser el caso del Barça o la Juve, dos de los mejor situados para ganar dos estatuillas. Y quedan los premios a los actores de reparto: los que van a entrar el año próximo en la Champions o se tendrán que conformar con ir a la UEFA. Por lo que respecta a nuestra Liga, están nominados el Madrid, el Valencia, el Sevilla, el Celta, Villarreal y Osasuna. Yo veía ayer al Valencia tan contento de llevarse un punto de casa del colista porque entre Quique Sánchez Flores y sus jugadores se ha impuesto el realismo: van a por un puesto en la Champions, es decir, su temporada es quedar segundo, tercero o cuarto. Lo mismo que el Madrid, y así lo dijo su nuevo presidente, que lleva un gran carrerón: cogió al equipo tercero y, en cuatro días, ya lo ha subido al segundo puesto.

Positifo: que sólo hayan sido un centenar los barcelonistas que fueron a recibir a mi admirado José Mourinho en el aeropuerto, a provocarle e intimidarle, a escupirle y, al parecer, lanzarle algún huevo. Al tratarse de tan pocos, siempre podemos hablar de una minoría y no nos referiremos a ellos como si se tratase de toda la afición del Barça, como por error hicimos al referirnos a La Romareda para explicar el incidente de Eto'o.

Nejatifo: que el aeropuerto de El Prat se haya convertido en un punto negro para las muestras de incivismo, pues ahí fue donde el ejemplar presidente del Barça se quitó los pantalones -para desbloquear una embarazosa situación- y allí fueron ayer unos comandos fascistoides a darle la bienvenida al entrenador visitante, un ex empleado del club.

“Good night & good luck”