¿El Benfica es nuestro gafe?

Comenté ayer esas coincidencias funestas que en el fútbol terminan por tener carácter de regla no escrita: el Benfica se va cepillando a todos los equipos que han tenido conflictos con el Chelsea y deja en la cuneta a entrenadores que antes se las tuvieron con José Mourinho: primero fue el Manchester United de Alex Ferguson, y posteriormente el Liverpool, la bicha de Stamford Bridge. Si el equipo de Ronald Koeman se llevara por delante al Barça (¡Dios nos libre!), habría que empezar a pensar que el club del águila imperial ejerce de sicario vengador de José Mourinho. Lo siguiente y último, en este descabellado itinerario de venganzas deportivas, sería una finalísima Benfica-Arsenal, con el voyeur Arsène Wenger mordiendo también el polvo, en este caso el de Saint-Denis, su suelo patrio.
En un mundo tan supersticioso como el del fútbol, ¿creeis en este tipo de coincidencias? ¿hay equipos gafes? En tal caso, el Benfica lo sería, y uno de los mayores de la historia, para el Barça, desde aquella final de 1961 en la que los postes cuadrados se cebaron en el equipo azulgrana, ganador moral pero perdedor efectivo. Yo, a pesar de todo, sigo creyendo que el principal exorcismo contra este tipo de maleficios es uno mismo, tener mejor equipo y jugar mejor que el otro. Para el Barça, metido en un bache de juego en el momento más inoportuno, será muy importante que de aquí a una semana Samuel Eto'o haya superado la pájara, que la dupla Oleguer-Márquez funcione (no habrá otra para acudir al estadio Da Luz), que Motta sepa mantener la sangre fría lo mismo que Deco, a quien el público lisboeta recibirá como a enemigo, y que delante Larsson (primera opción frente a Giuly), mantenga su buena racha goleadora en un equipo que sin Messi, no ha vuelto a ganar.

Positifo: que el Reus Deportivo haya logrado el título en la Copa del Rey de hockey sobre patines, y ya no suceda como durante el nuñismo, cuando el Barça arrasaba en este deporte (y en balonmano y baloncesto), sin tener la más mínima consideración a los demás equipos catalanes.

Nejatifo: que cada vez que Víctor Valdés tiene un error, se genere un debate que siempre termina con la conclusión de que no es el portero adecuado para el Barça. Debate de lo más pernicioso dado el momento crucial de la temporada en que nos hallamos y en el que no conviene crear incertidumbre y desconfianza en nuestro portero titular.

¡Bona nit i bona sort!