Atado y bien atado

Intentar entender la crisis del Madrid en clave barcelonista, como hacen en las tertulias de mi querida ciudad o en los editoriales periodísticos de mi querida ciudad, es erróneo. El Madrid y el Barça no se parecen en nada -ahora es cuando se os ocurren los chistes fáciles- si nos referimos a la idiosincrasia, al talante, a la manera de ser. El Madrid es un club providencialista, siempre urgido de tener un líder carismático, que rinde culto a la personalidad de sus mesías. En el Barcelona a los presidentes los ponemos a parir. Las cuarenta y ocho horas de glorias que pasea por España Florentino Pérez, en Barcelona las habríamos empleado en ajustar cuentas, decir que era un corrupto, que se vendió al tripartito, que utilizó el club para hacer pasta y carrera política, que lo tomó por su cortijo, que convirtió el palco en la guardería de sus hijos y en el hogar del jubilado de sus padres políticos. Que quiso meternos por vía rectal su pensamiento único, que no consintió la discrepancia, que se dejó arrastrar y vencer por las tentaciones del nepotismo. Que se entregó sin freno a los placeres de la mesa y otros más apetitosos y saludables.
Haríamos todo eso y nos quedaríamos tan anchos como se queda uno con la satisfacción del deber cumplido. Porque la obligación del periodista no es ponerse de rodillas y decir sí y amén a todo; y la del socio no es tragar lo que le echen dejándose pisotear sus derechos. Y ojo: que yo no digo que la prensa madrileña haya vivido genuflexa y amordazada por Florentino, que haya evitado cualquier discrepancia con el poder, por miedo o por comodidad. Ni que los socios del Real Madrid estén a lo que tenga a bien disponer el Ser Superior, esperando que lo haya dejado todo atado y bien atado. Sólo digo que aquí todo sería diferente y que los análisis que se hacen sobre el tema me parecen análisis de orina: para mearse.

Positifo: que Egpaña haya ganado a Costa de Marfil, en el Estadio de la Pulmonía, a tres bajo cero.

Nejatifo: que Egpaña no esté en el continente africano porque, al menos, podría ser subcampeona de algo.