El 0-4 en el Bernabeu

Primero fue el 0-3 en el Bernabeu: galacticidio en toda regla. Ayer se marcó el cuarto gol: 0-4. Toda una filosofía del fútbol-empresa se fue al carajo. A la desesperada, la consultora Deloitte, la misma que tenía sus oficinas en la Torre Windsor, vecina del Bernabeu (¡entre vecinos hay que ayudarse!), sacaba de entre sus pertenencias chamuscadas la lista de los clubs más ricos del mundo. Encabezada, ¡cómo no! por el Realísimo. Pero, ¿de qué te vale todo el oro del mundo si pierdes tu Liga? Ítem más, ¿de qué te vale todo el oro del mundo si pierdes tu Champions y hasta tu Copa del Rey? Cinco temporadas -las tres últimas en blanco, sin contamos la actual- le han bastado a Florentino para convencerse de que en el mundo del fútbol no manda sólo la cuenta de resultados. O sea, de resultados económicos, se entiende. Lo que cuenta es el socio al que no se puede engañar. El miedo al socio, a su reacción el próximo sábado en el derbi ante un Atlético que está que se sale, es lo que ha aconsejado a este ser superior a dejar el cargo por su propio pie cinco días antes de tener que salir en globo. No rumbo a las galaxias sino a las nubes de las que le han bajado súbitamente su fracaso deportivo.

Positifo: que la dimisión de Florentino sirva de lección para los sátrapas que creen poder gobernar los clubs con despotismo ilustrado y menosprecio total del socio. Que lejos de ver la desaparición física de un enemigo al que sólo hace dos años recibían poniéndole alfombras de terciopelo, empiecen a verse reflejados en su espejo.

Nejatifo: que si Florentino era malo conocido, valía más que bueno por conocer. Si yo fuera Tachito, empezaría a temblar pensando en qué momento los sucesores de Florentino echarán las redes sobre Messi o Deco (además de fichar a Cesc, Sex Fàbregas para ellos), lo cual no dejará de ser una tocada de pelotas).