Paso de esta copa

Las tradiciones no se imponen. El fútbol español gozaba de una fantástica copa cuando las finales las disputaban el Barça, el Athletic, los dos equipos de Madrid, el Zaragoza o el Valencia. Y para de contar. Luego, rompiendo nuestra tradición, empezamos a dar entrada a los Novelda, los Gramenet, los Tudelanos y los Bollullos del Condado. Fue tal el estallido de gozo que se vivió en toda España cuando el Numancia (entonces en 2ªB) amenazó con cargarse al Barça, que hasta las tumbas se abrieron gritando: "Esta es mi copa...¡y olé!". Algún desinformado quiso comparar aquel bodrio con la Cup de la FA. Pero, ¡so imbécil, si lo más parecido era lo que nosotros ya jugábamos antes!. Todavía hay gente que se cree que en Inglaterra la final la juegan el Notts County con el Blackpool. ¡Qué emoción, mastuerzo!. Para que se enteren los errados, las diez últimas finales de la Cup han tenido los siguientes ganadores: Manchester United y Arsenal (3 veces cada uno), Chelsea (2), Liverpool y Everton (1). Igual que nosotros que, una vez que creímos copiarles el modelo, ¡ele la grásia!, hemos investido de campeones al Atlético de Madrid, al Zaragoza, al Valencia, al Espanyol, al Depor, al Mallorca y al Betis. Y, subcampeones, ni te cuento: Recres, Celtas, Osasunas...La Copa puede tener algún sentido para esos equipos, para los segundones. Es como la UEFA de Europa, un torneo de consolación para los grandes que quedan descolgados. Pero para un Barça o un Madrid, ganar sólo la Copa, resultaría tan humillante como para una Juve o un Manchester United ganar sólo la Copa de la UEFA. ¡Hasta Florentino lo sabe y la desprecia!

Positifo: que Rijkaard se lleve a Zaragoza un equipo de refresco (el segundo mejor equipo de España), porque el mes de febrero que le espera al Barça no se lo salta un galgo. Estos torneos menores deben dar ocasión a que sacar los fondos de la plantilla. Yo pondría a Jorquera, Gabri, Maxi y Ezquerro como titulares en La Romareda.

Nejatifo: lo sucedido en Mestalla que se inserta en la ola de antideportividad que denuncio constantemente en nuestro fútbol. Pero cuando nuestro club, que en su día llevó el lema Esport i Ciutadania, no es capaz de afear la conducta a una de sus estrellas que escupen al contrario, ¿con qué legitimidad vamos a censurar a los energúmenos de los otros equipos?