Escupíos los unos a los otros

La UEFA ha impuesto sanciones de hasta ocho partidos de suspensión a un futbolista por escupir a otro. Aquí, el lapo sale gratis. Tal vez me quedaré solo y seré mirado como un bicho raro por mi empeño en desterrar de nuestros estadios el antifútbol, la grosería, el teatro, la mala práctica deportiva y todas las conductas contrarias al fair play. Pero me hago pesado de un modo deliberado por temor a que ese incivismo, ese reirle la gracia al futbolista que llama jocosamente cabrones a los contrarios y escupe a un rival, terminará por echar de los estadios a las personas a quienes todo eso nos repugna. Que no me busquen en un campo en el que los recogepelotas están para no devolver el balón. Que no me esperen en esos campos donde se echa el balón fuera para atender a un pícaro. Que no me imaginen aplaudiendo un falso penalti, aunque me dé los tres puntos. ¿Es que alguien aceptaría un rolex robado?.
Que no me esperen alabando la gestión de las directivas que falsifican pasaportes. Que no me cuenten entre quienes hoy felicitan a la Federación por haber mirado hacia otra parte en el sipiajo de Eto'o, como miró a otro lado cuando el seleccionador llamó negro de mierda a un ser humano. Pero, ¿qué puedo esperar de la federación presidida por un ex futbolista mediocre que, lo más destacado que hizo en su carrera fue tumbar de un puñetazo a la estrella del equipo rival...?

Positifo: que ningún club francés reclamara a sus internacionales africanos (el Olympique Marsella tiene seis) el pasado fin de semana. Los clubs franceses saben cuidar y ser agredecidos con su principal cantera y nadie se ha quejado porque, en plena competición de Liga y Copa, se les marchen 74 futbolistas de primer nivel.

Nejatifo: que una práctica tan esencial como las elecciones por sufragio en un club democrático como el Barça, haya de ser reclamada a través de los tribunales. Cuando estaba en la oposición, Laporta denunciaba -sin pruebas, por supuesto, como sus restantes denuncias- que con Núñez votaban hasta los socios muertos. Ahora, los que tienen problemas para votar son los vivos.

¿Tú cuándo duermes, Polifemo?