Tras el galacticídio

Las consecuencias de lo sucedido el 19-N en el Bernabeu pueden ser catastróficas para el Madrid. El único entrenador capaz de reconducir la situación es uno que ya echaron, Vicente del Bosque. ¿En qué me baso? En que el doble de Hommer Simpson es el único que gozaría de la venia del entorno del Madrid, que se ha convertido en su principal enemigo, un depredador de entrenadores y una especie de Santo Oficio que juzga la pureza merengue de cualquier jugador que llegue a La Castellana: Makelele sirve para titular y Geremi para suplente en el Chelsea, pero eran impropios del Madrid (aunque funcionaban con Del Bosque); Figo, Solari, Cambiasso y Morientes, ídem de ídem; ¿Owen? vuelve a ser figura en Inglaterra tras salir, como Eto'o, por la puerta trasera del Bernabeu. Con Del Bosque como entrenador, hasta Celades y Munitis tendrían su razón de ser en la depauperada plantilla blanca actual.
Florentino nunca se sintió a gusto con la herencia deportiva recibida (no así la urbanística). Makelele, Hierro y Morientes, no salían en el metro de Tokio anunciando maquinillas de afeitar. "Jugadores que marquen 30 goles hay muchos pero el único que me asegura el retorno económico de la inversión es Ronaldo", dijo Florentinho al presentar el tercer Balón de Oro de su plantilla -tras Figo y Zidane-, al tiempo que anunciaba que cada año incorporaría a su cuadra la figura mundial más destacada. Florentimo fichó al año siguiente a Beckham que venía con un entrenador, Carlos Queiroz, debajo del brazo y numerosos contratos publicitarios en los bolsillos. La suerte del Madrid estaba echada: dejaba de ser una máquina de hacer fútbol para convertirse en una caja registradora. La semana pasada tal vez los chinos no estaban interesados en el Madrid. Hoy ya saben que han apostado por un modelo perdedor.

Positifo: que la despolitización del fútbol traiga aparejada la futbolización de la política y, del mismo modo que ya no oiremos más a Pilar Rahola, Duran i Lleida, Esperanza Aguirre (la pacifista del ¡leña al Barça!) o Rodríguez Ibarra opinando de fútbol, dejemos asuntos tan serios como el Estatut de Catalunya o la reforma de la enseñanza en las sensatas manos de Frank Rijkaard o de Javier Aguirre.

Nejatifo: la penosa situación del Athletic de Bilbao que paga el peaje por mantener un modelo identitario, que puede ser bueno para las traineras, el levantamiento de pesas y el deporte rural pero que choca frontalmente con el signo de nuestros tiempos. Villar y Clemente deberán poner todo el chuletón en el asador para evitar la catástrofe.

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