Mourinho, 2 - Rijkaard, 0

Si en mi último post le dedicaba un chapeau a Frank Rijkaard, ahora le enseño una simbólica tarjeta roja. No puedo creer que a la afirmación de Mourinho de que querría encontrarse con el Barça en la final de la Copa de Europa, Rijkaard haya respondido que eso lo considera un insulto a todos los demás equipos y lanzando poco menos que una advertencia al Chelsea por cómo le van a recibir a partir de ahora sus rivales. Qué pena que Rijkaard ya haya sido ganado por el fundamentalismo más sectario. Qué pena que, lo que en palabras del entrenador del Chelsea era un elogio para el Barça, él lo haya transformado en un dardo contra su rival. Entiendo el resentimiento de su maestro y mentor, porque lleva muchos años vomitando bilis de forma que mueve a compasión. Pero no creí que Rijaard sucumbiera también a este sentimiento tan ruin y abyecto. Mourinho le cerró el paso a los cuartos de final de la Liga de Campeones y, al expresar su deseo de encontrarse con el Barça en la gran final de París, le concede al entrenador del equipo azulgrana la chance de superar tres eliminatorias más (octavos de final, cuartos y semifinales) de las que está acostumbrado. Mourinho ya ha ganado una Copa de la UEFA (Rijkaard cayó en octavos ante el Celtic) y ha ganado una Copa de Europa (Rijkaard cayó en octavos). Poner a su oponente azulgrana de igual a igual es hacerle un gran elogio al que nuestro técnico ha respondido con una inelegancia y falta de deportividad para las que no van a faltarle palmeros. Es lamentable, pero nuestro entrenador ya ha sufrido la segunda derrota ante Mourinho.

Posifito: que Deco y Márquez vuelvan a la convocatoria y presumiblemente a la alineación ante el Getafe.

Nejatifo: que los socios que quieren información del Barça, ante los obstáculos y falta de transparencia con que preside Laporta, se tengan que organizar extramuros del propio club.

A esta paso, Ítaca va a ser una isla desierta