¿Era nuestro Luis García?

Buscando un goleador desesperadamente. He ahí la obsesión de los seleccionadores de aquellos países que ya se han clasificado para el Mundial. Al margen de Brasil, caso excepcional de superabundancia, Portugal cuenta con Pauleta y Nuno Gomes como aceptables garantías. Tampoco Francia debería ayunar pues tiene a Cissé, Trezeguet y el chico para todo, Thierry Henry. Y, sin embargo, Raymond Doménech no ha dudado en repescar al enigmático Anelka por aquello de que más vale que sobre que no que falte.
A Eriksson se le ha aparecido Michael Owen cuando más falta le hacía. Owen, uno de esos Balones de Oro que el Madrid acaparó más para abrir mercados que para ganar títulos, fue repatriado por el Newcastle cuando las urracas estaban como el gallo de Morón: sin plumas y cacareando. Hoy logra para Inglaterra –y para su equipo- más goles que Wayne Rooney…y que todo el Madrid junto.
Depender de un gran goleador, como le sucede a Uruguay con Diego Forlán, puede ser catastrófico si se te lesiona. O si tiene una pájara, como las de los holandeses Van Nistelrooy y Makaay. Italia ha encontrado petróleo con Lucca Toni y Antonio Gilardino mientras otros tienen goleadores a puñados, como Argentina: Apache Tévez, Valdanito Crespo, Conejo Saviola y Lucho Figueroa. Los tres últimos son suplentes en sus equipos, lo que compromete las condiciones en que llegarán al Mundial, sobre todo en la autoconfianza que exige una competición de tal rango.
Y, paradojas de la vida, mientras Samuel Eto’o, el gran goleador del Barça no estará en Alemania, un chaval de nuestra cantera, Luis García, sí estará y en plan figura.¿Un churro? Le avala el haber marcado el gol (fantasma, eso sí) con que su equipo eliminó al Chelsea y ser campeón de Europa. ¿Por qué no considerar que esa Copa de Europa es un poco de Laporta, ya que el Liverpool compró a Luis García mucho más barato que Reina, Morientes y Xabi Alonso?. Está vendido y bien vendido (dudo que este año tuviera sitio en el Barça pero el año pasado, tal vez ese gol al Chelsea lo hubiera metido con nuestra camiseta, quién sabe). Pero, ¿fue un buen negocio? Llevado de otro modo (y lo mismo los de Fàbregas, Reina, Riquelme o Saviola), podríamos conservar intacto el patrimonio de Can Rigalt o pagar el 40 % menos y ser el club más barato de Europa para sus socios, como lo éramos en tiempos de Núñez (con una plantilla rebosante de títulos y balones de oro pero con una intifada que te podías morir al abrir los diarios o enchufar las radios).

Positifo: que, a día de hoy y después de disputados una burrada de partidos de selecciones, no se tiene noticia de nuevas bajas para el clásico del Bernabeu.

Nejatifo: 1) la aportación de Javier Clemente a la retransmisión del partido de España por TVE, con comentarios reiterativos, tópicos y con exaltación de la actuación de Raúl, un peaje para asegurarse figurar entre los comentaristas de La Casa para la fase final de la Copa del Mundo. 2) La opinión previa al partido, en la que coincidieron todos los comentaristas habituales de la Ser, de que era una barbaridad prescindir de Joaquín para echar mano de un futbolista tan mediocre como Luis García.


El árbitro De Santis es persona non grata en Ítaca (y en todo el Peloponeso)