El Chelsea gana el Mundial

Tan distanciados por la polémica, Johan Cruyff y José Mourinho tienen algo en común: Cruyff entrenaba al Barça cuando el equipo azulgrana hizo la mayor aportación de su historia a un Mundial, el de Estados Unidos. Además de Romário (campeón), Stoichkov (pichichi), Koeman (estrella de Holanda), nueve jugadores, ¡nueve!, de la selección española que preparaba Javier Clemente pertenecían al Barça.
El Chelsea de Mourinho se parece a aquel Barça de Cruyff porque va a ir al copo en el Mundial. No habrá partido en el que no veamos a algún jugador blue: Paulo Ferreira y Ricardo Carvalho cuando juegue Portugal; Drogba, ¡mi grandísimo Drogba!, cuando lo haga Costa de Marfil; Essien, ¡mi portentoso Essien!, cuando juegue Ghana; Hernán Crespo, con la gloriosa albiceleste; Robben, para rememorar la Naranja Mecánica y Lampard, Joe Cole y Wright-Phillips cuando lo haga Inglaterra. A la espera permanecen los Del Horno (España), Makelele y Gallas (Francia) y el portero Cech (República Checa). ¿Hay quién dé más?
Los supporters del Chelsea vamos a vivir el Mundial como una cosa muy nuestra. Pero vamos a jugar con ventaja: es casi imposible que no lo ganemos. Porque hasta vamos a meter un alemán, el gigante Robert Huth, por si a los cabezas cuadradas les da por repetir un Mundial como el de 1974, el mejor que retengo en mi memoria (con Holanda como ganador moral).
Pero, sinceramente, ¿no creeis que algo tendrá que ver Mourinho en ese éxito de sus jugadores incluso cuando no visten la camiseta del Chelsea? ¿no os parece que ese espíritu ganador, de superación, de llegar a lo más alto partiendo de casi la nada (la propia biografía de Mourinho sirve de metáfora), habrá influído en los Essien, Drogba, Del Horno y compañía para que se conviertan en ganadores incluso cuando no tienen encima el manto protector de Roman Abramovich?
Por cierto que el pasado sábado, en Marca, mi admirado Jorge Valdano caía en la bajeza oportunista de menospreciar el fútbol del Chelsea. ¿Jugaba mejor su Real Madrid, eliminado por el Odense? Sí, ese que jugaba como nunca y perdía como siempre...¡Qué pena que el fútbol español no haya podido desembarazarse de sus dos cánceres, antes de que haga metástasis y sea demasiado tarde!


Positifo: Gran retorno de Quique Costas, un histórico del Barça, un currante de toda la vida, un sabio del banquillo, al Barça B. La marcha de Messi, que debería haber producido un trauma en el filial, ha dejado un conjunto, un bloque, superior y más comprometido. La mano de Quique Costas, mano de santo, no es ajena a ese esperanzador arranque de temporada en el Mini.


Nejatifo: Que el juez haya tenido que obligar a Laporta a dar la información que niega a los socios. La directiva que enarboló la bandera de la transparencia, va a recurrir esa sentencia para seguir hurtando a los socios la realidad de las cuentas heredadas, presuntamente hinchadas en beneficio de la actual directiva. Ahora pretenden crear confusión en torno a esta sentencia, como hacen con todo lo demás: nadie les pide el contrato de Ronaldinho –que no van a filtrar como hicieron con los de Saviola, Kluivert, Reiziger y Riquelme, exentos de la confidencialidad, por lo visto- sino que sean consecuentes con una de las muchas promesas electorales incumplidas. Y ya es humillante para los socios y el barcelonismo en general, tener que acudir a la justicia para saber lo que en justicia les pertenece.

Los chaqueteros y resentidos nunca verán (¿veremos?) las costas de Ítaca bañadas por la luz de la aurora