Al soci ja se'l pot enganyar*

Dije en su momento que, por mi, como si Alejandro Echevarría quiere ser miembro de Al Qaeda. Lo inadmisible, lo repugnante, es que el presidente del Barça mintiera a la Asamblea para colarlo. Mintió a la Asamblea del verano del 2004 y volvió a repetir la mentira a la Asamblea del 2005. Es decir: mintió con recochineo. ¿Por qué no iba a hacerlo? ¿qué se lo impedía? Los laportianos dicen que hay una larga tradición de fachas en las directivas del Barça y que ya no viene de uno. A los laportianos les importa poco que su presidente mienta a la asamblea: que mintiera al decir que tenía fichado a Beckham, que mintiera al decir que no vendería ni un metro cuadrado de patrimonio, que mintiera al decir que “levantaría las alfombras”, que mintiera al decir que tenía dieciséis ofertas para poner publicidad en la camiseta, que mintiera al decir que estábamos negociando un megacontrato con el gobierno chino.
¿El barcelonismo admite de buen grado un vicepresidente que es patrono de la Fundación Francisco Franco, digámoslo claramente, una entidad que agrupa a reconocidos golpistas, involucionistas y fascistas? Si es así, según sostienen los laportianos, es decir, si el Barça acepta ser dirigido por un fascista, ¿qué necesidad tenía Laporta de mentir a la Asamblea? Oyendo a los laportianos, que atribuyen este mayúsculo escándalo al anecdótico hecho de que esta semana no hay liga, uno termina por creer que el Barça tiene el presidente y el vicepresidente que se merece.

(*) Al socio ya se le puede engañar.

Nejatifo: que tres jugadores que visten o han vestido la camiseta del Espanyol, hayan tenido tanto protagonismo en la eliminación del Camerún. Eto’o, por escaquearse de tirar el penalti decisivo (los laportistas dicen que lo hizo por generosidad), Wome por fallarlo y Kameni por no jugar.

Positifo: que viendo el Bolivia-Brasil, llegué a la conclusión de que, con el tal Robinho, al Madrid le han vendido una burra. En cambio, Cicinho me pareció un lateral en la línea de Edinho, Francisco Marinho, Junior y Cafú. ¡Fichálo, fichálo!

La única tolerancia cero de Ítaca es para los embusteros