Nos la meten doblada

Sé que cuanto voy a decir irritará a muchos de los asiduos a este blog. Aunque no me crean, como es imposible creer a la mujer que pillas en brazos del amante y te grita “¡no es lo que crees!”, no es lo que creen. Es decir: no es resentimiento, nuñismo, revanchismo, anticruyffismo obsesivo, mal perder, pura y simple paranoia… Que no, coño, que nos la meten doblada y alguien, verbigracia un servidor, tiene que denunciarlo. (¿Y por qué tienes tu que denunciarlo?, podría preguntarme alguien, y ya la tendríamos liada).
Hoy (ayer para el lector), me he sentido humillado cuando el Madrid cerraba el fichaje de Sergio Ramos que, para mi es el segundo mejor central europeo, a muy pocos pasos -sólo de momento- por detrás de Río Ferdinand (los italianos no los cuento porque, en cuanto los sacas del calcio, caca de la vaca).

Uno: ¿Por qué me humillará ver a Ramos en el Madrid, y me importa tres cojones que se vista como Tony Manero cuando llevamos años riéndonos de Armani y Versace? Pues porque creía que desde Gallego a Migueli, Nando y hasta Serna, teníamos la exclusiva de los bravos y altivos centrales andaluces.

Dos: porque no sólo se ha reído Florentino de nosotros sino que se nos ha meado en el apéndice auricular un pillo como José María del Nido, al que regalamos a Saviola para cubrirle la baja de Baptista. Se rió de nosotros cuando dijo que le había dado a Laporta la prioridad de avisarle si ponía a la venta a “Daniel Alves”. ¡Qué bochorno para abanderado Laporta si mañana recibiera la llamada de su homónimo diciéndole “oche choan, que l’Alve lo quiere la Chuve”!

Tres: que después de regalar a Saviola, nos encontremos con que el Liverpool ofrece 12 millones por Simao (el Benfica pide 15) y con que el “Boro” se queda con Rochemback (rampa de lanzamiento para ulteriores éxitos). ¿Realmente Saviola no tenía salida o es que desde el club se hizo todo lo posible y lo imposible para devaluarlo para poner más énfasis en lo mal que se hacían las cosas antes? Visto lo que se ha pagado por Essien, por Owen y por Ramos, ¿alguien se va a creer que por el Conejo nadie daba un duro?

Cuatro: lo felices que seremos este año cepillándonos a equipos que, los muy incautos, se refuerzan con nuestros despojos, tipo PSV (Cocu, Reiziger); Valencia (Kluivert); Zaragoza (Sergio García y Celades); Sevilla (Saviola); Benfica (Geovanni); y, sobre todo, Liverpool (Reina, Zenden, Luis García y Simao). Lástima que si la línea de todos esos rebotados es la de Bonano con el Alavés, lo tenemos crudo.

Cinco: que se hayan sacado de la manga un embrollo jurídico para no contar con Messi en el primer partido de Liga. ¿Hay miedo a que triunfe esta joven perla, herencia del maldito Rexach? ¿Para cuándo su antagonista, Johan Cruyff, descubrirá un Messi? ¿Cuántos lustros necesitarán sus acólitos, Txiki y Tallin? Menos mal que Sandro Rosell prefirió Ronaldinho a la triple A (Ayala, Albelda, Aymar) y a Deco en vez de Rafa van der Vaart. Pero, como aún estamos en los mejores años de nuestra vida, todos tenemos tiempo para descubrir muchos Messis. “Charly” Rexach ya tiene los deberes hechos.

Y sai: como decía mi maestro Ramon Tosas, Ivà, a quien no pasa día que no eche de menos en este proceloso mar de mediocridad en el que me ahogo, “mecagüen tó”.

Positifo: que el Barça juegue mañana un amistoso en Saint-Etienne, un histórico europeo y ahora en el nivel medio alto de la Liga francesa, que permitirá ver en acción a Van Bommel pero, sobre todo, a los restablecidos Motta y Ezquerro, que parten en inferioridad respecto de sus compañeros y necesitan partidos.

Nejatifo: la nula transparencia en la renovación de Ronaldinho, como en todo lo que toca la actual directiva, y que va a hipotecar tanto en lo económico como en lo deportivo al club en el próximo lustro. Si este año ya hay desánimo porque el club no ha fichado, que se vaya haciendo a la idea la afición de que esto será así durante los próximos cinco años. Claro que no faltará el incauto (al que se la meterán doblada) que culpará a la “mochila heredada” que, ¡oh, maravilla de las maravillas! contenía los terrenos de Can Rigalt, tres parcelas por valor de más de 125 kilos (amén de los contratos de televisión, los carnets más baratos de Europa, los contratos con Nike, etcétera, etcétera). Lo único que no estaba en esa mochila es el contrato con China.

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