El presidente que merecemos

Mientras la pelotita entre, l’amic Jan Laporta gozará de impunidad entre la masa de individuos abducidos que festejan sus mentiras como ingeniosas argucias del líder carismático. Que, por fortuna, no es el conjunto del barcelonismo aunque sí la mayoría. Lo digo porque era de prever que nuestros enemigos arremeterían contra la resolución de no cerrar el Camp Nou, si desde el propio club esta medida era presentada como un gesto de gracia o una componenda. ¡Y todo porque nuestro presidente sucumbió a la tentación de colgarse una medalla! ¡Una medalla que le discute y disputa hasta Joan Gaspart! Lo que era un acto de estricta justicia, la reparación de un error y la escapatoria al callejón sin salida en el que la presión mediática mesetaria había metido a la federación, Laporta lo convirtió en una recompensa a “su lucha contra los violentos”. ¿Cómo alguien tan irascible que protagoniza acciones como la del aeropuerto puede aún presumir de lucha contra los violentos?
El Barça, y lo digo por la parte que me toca como socio, no tenía que pagar ni un céntimo de euro más por aquellos vandálicos actos del partido del cochinillo, que en su día fueron juzgados, castigados y pagados. En ese momento en que el Barça se había convertido en un pimpampum, desde el Consejo Superior de Deportes quisieron tomar la delantera a la Federación y castigaron (con una fuerte multa), el comportamiento de un sector del público del Camp Nou. Sector de espectadores que llenaron de bochorno a todo el barcelonismo pero que no se ubicaba en el Gol Norte y ni era al que Laporta declaró la guerra porque de algún modo había de colar en el club a su cuñado franquista.
No esperaba que el presidente del Barça acogiera con dignidad la resolución federativa. No puedo esperar esa conducta de alguien que, en un viaje de carácter humanitario, comienza por incumplir las más elementales normas de civismo y se rebela airadamente contra las molestias, comunes y generalizadas, que supone pasar un control de seguridad en un aeropuerto, sólo dos días después de una ola de atentados en Londres.
Por cierto, que ahora que ya es público, notorio, ha sido documentado y publicado con lujo y profusión de datos, me gustaría que algún consocio mío y compromisario del Barça volviera a preguntar en la asamblea del club al presidente si su cuñado, Alejandro Echevarría Arévalo, no ha sido nunca patrono de la Fundación Francisco Franco. Si Alejandro Echevarría Arévalo, directivo y hombre fuerte del club, no es el mismo que aparece en las listas de patronos de dicha fundación alfabéticamente por encima de Carmen Franco Polo, la hija única del dictador. Y, en caso de que la respuesta del presidente del Barça no fuera evasiva sino afirmativa, el citado compromisario u otro cualquiera, deberían preguntar al presidente del Barça por qué mintió el año pasado a la asamblea al negar esa relación de su cuñado con la citada fundación erigida a preservar la memoria del dictador.

Positifo: 1) el buen rendimiento de jugadores como Gabri y Edmilson, uno de los colosos del equipo, en el Barça de pretemporada. También parece que mi protegido Giuly va a mantenerse en el puesto. ¿Alguien ha contabilizado el número de asistencias de gol que han salido de sus pies?. Por cierto, cambiando de equipo, Didier Drogba tampoco lo está haciendo mal en el Chelsea, como habrán observado sus múltiples detractores asiduos a este blog.
2) El Villarreal, con los fichajes de Tacchinardi y Kromkamp, sumados al equipazo que ya tenía, ha salido dispuesto a labrarse un nombre en Europa. Su triunfo en el campo del Everton demuestra que este submarino amarillo no es de la misma serie que el batiscafo ruso.

Nejatifo: la cada vez más penosa situación de Saviola, que se devalúa a pasos agigantados. En Europa hay por lo menos una veintena de equipos que pagan contratos como el que tiene Saviola y superiores…siempre que consideren que el jugador lo vale. El problema del pibito no es que sea rehén de su contrato sino que ya no tiene el nivel de esa veintena de equipos. Es un nuevo caso Denilson, Recoba o, mirando más atrás, Dieguito Latorre. Al utilizar la excusa de su mamá para no moverse de Barcelona, trata de disimular la patética realidad de que nadie expone ni un euro por contratarle. Si aterriza finalmente en el Espanyol, podrá aparentar que se ha salido con la suya, que él ha impuesto las reglas de un juego que ya no controla. Personalmente creí que podría recomponer su carrera en equipos como el Depor, el Villarreal, el Sevilla o el Atlético, pero todos ellos han pasado olímpicamente de ficharlo. Tanto si permanece marginado en el Barça, junto al cementerio de Les Corts, como si desciende al Espanyol, junto al cementerio de Montjuïc, a la tumba deportiva de Saviola ya sólo le falta el epitafio.

No hay manera de llegar a Ítaca. Mañana lo intento otra vez, hasta el día 20