El contrato interminable

Escribo mientras oigo la tertulia de RAC1. Grandes aportaciones de excelentes periodistas a quienes además considero buenos colegas, como Lluís Foix, Màrius Carol y Jordi Basté, así como el escritor Josep Maria Fonalleras. En general, se muestran renuentes al contrato que están negociando el Barça y Ronaldinho, que va a hipotecar al club en los próximos años y puede convertir al que hoy es probablemente el mejor futbolista del mundo en un funcionario apalancado en un contrato-momio.
En este punto, coincido con Johan Cruyff, que era contrario a los contratos largos, opuestos a esa filosofía laportiana de los incentivos. ¡Ya le puedes poner incentivos a un individuo que vas a enterrar en pasta hasta los 34 años!. De entrada, me gustaría saber cuántos jugadores del Barça han cumplido los 34 estando en activo en el primer equipo. Así, a bote pronto, tal vez Miquel Àngel Nadal y, para de contar (si recordais alguno, haced vuestras eruditas aportaciones). Veo jugadores del Madrid, sin ir más lejos, que aún no han alcanzado esa edad y ya van de prejubilados.
Josep Lluís Núñez, tan admirado por mi –como es sabido por vosotros- no se libró de mis críticas cuando hacía contratos de ocho años a Simao y de seis a Zenden por razones contables, pues nada hacía aconsejable atar de por vida al Barça a aquellos y otros jugadores similares, no tan malos como pretenden los antinuñistas. De lo que se trataba era de convertirlos en futbolistas cuyo coste de amortización, al quedar distribuído a lo largo de muchos años, fuera prácticamente inapreciable (al margen de que cobraban fichas irrisorias). Era criticable en lo deportivo, sí, pero operaciones como esas y otras, nos permitían ser el club más barato del mundo para sus socios y comprar cada año alguna parcelita, el clásico patrimonio que luego se patean los herederos disolutos.
No creo, en cambio, que por prolongarle el contrato a Ronaldinho nos bajen los abonos ni nos devuelvan Can Rigalt. Gaspart, modelo para manirrotos, nada más llegar al cargo, le hizo a Rivaldo un supercontrato que un año después ya se había convertido en una barbaridad, y también quiso blindar de forma vitalicia…a Guardiola. Pero tampoco debe descartarse la posibilidad de que Ronaldinho se convierta en nuestro Maldini (aunque esa plaza para mí y creo que para la mayoría de culés, le corresponde a Puyol). El tiempo dará la razón a quien la tenga. Y lo que es tiempo, no nos va a faltar: nueve años (que serían once temporadas en el club), que ya se me empiezan a hacer largos.

Positifo: que las urracas de Saint James Park hayan recibido una inyección de moral con el fichaje de Michael Owen. El equipo, que vi perder el pasado domingo con el Manchester United, seguramente es ahora mismo el peor de la Premier League, sólo superado por su vecino Sunderland. Owen, ni solo ni con el concurso de Luque, será capaz de levantar al Newcastle, convertido en un muerto desde el día en que defenestraron injustamente a sir Bobby Robson. Pero de momento necesitaban un revulsivo y ya lo tienen.

Nejatifo: que se haya lesionado de nuevo Gabri, un futbolista de clase media, injustamente tratado por las lesiones y creo que por algunos de vosotros. A toro pasado, todo hay que decirlo, el sábado declaré en Ràdio Barcelona que ya me habría gustado ver a Gabri de lateral derecho ante el Alavés.

¡A ver: hacedle sitio a Angelina Jolie, que se viene a Ítaca!