Cómo ganar en Vitoria

Ya se acabó el alboroto y ahora empieza el tiroteo. Si el Barça hace el juego que imponen Xavi y Deco (el que han mamado Iniesta y Messi), juega a uno o dos toques, no retiene el balón ni lo pierde en florituras, lo mueve en vertical y ataca y defiende en bloque, sumaremos algo más que tres puntos en Vitoria. Porque alcanzaremos también el plus de comerles la moral a nuestros rivales, de convencerles de que deberán sudar sangre (algo que a los galácticos les hace poca gracia) y que pensar en el título es para todos ellos puro onanismo mental.
Sin nombrarlo, me he referido a Ronaldinho. Me irrita verlo pisar el balón, pegado a la banda, para terminar dándoselo a Sylvinho, un modo literal de "pasarle la pelota" como un recurso. Claro que si eso lo hace después de una serpentina, de una elástica, de una espaldinha o de un pechinho (me lo acabo de inventar), nos hipnotiza y volvemos a reclamar para él un Balón de Oro, un FIFA world player o la medalla de la Virgen de la Fuensanta.
Porque nos chifla el espectáculo. Y me imagino que a Xavi, Deco, Giuly y Eto’o también les gusta pero no creo que salten a Mendizorroza con la idea de convertirse en meros espectadores de su sideral compañero sino decididos a manufacturar la primera victoria liguera del Barça. Porque, no nos engañemos, nos van a esperar con ganas en todos los campos. Y más en los de equipos modestos, para quienes ganar al campeón ya justifica media temporada. Nos vamos a encontrar un Alavés sumamente colectivo (Astudillo, De Lucas, Jandro…), sin estrellas pero laborioso como pocos y que viene de hacer una aceptable pretemporada.
Personalmente me inquieta mucho el marcaje de Belletti a su joven compatriota Nené, futbolista imprevisible, que regatea de un modo zigzagueante para irse en velocidad, y que ha establecido un sólido pacto con el gol. También el guineano Bodipo puede gozar de ocasiones, dada la generosidad con que actúa por el centro nuestra filantrópica defensa.
Pero nuestro juego de conjunto debe ser superior e imponerse. Su físico debe sucumbir ante nuestro toque. La filosofía de síntesis italo-holandesa de Frank Rijkaard no debe claudicar ante los individualismos. Lo mismo que nuestras estadísticas: el Barça no pierde un partido inaugural del campeonato español desde 1994 (lo siento: con Johan Cruyff en el banquillo, 2-1 en El Molinón). La habilidad de Xavi para conectar con Giuly y Eto'o, así como la capacidad de llegada de Deco, deben ser nuestras principales armas. Y, si fallan, siempre nos quedará el recurso de una genialidad de Ronaldinho. Pero no convirtamos un recurso en el método.

Positifo: partidazo hoy en White Hart Lane entre Tottenham y Chelsea. Nuevo duelo londinense para el equipo de Mourinho que acaba de ponerse líder tras golear al WB Albion (4-0, dos de Lampard). Preveo que los Spurs, con Edgar Davis, van a recuperar su viejo esplendor y se meterán entre los cuatro de arriba. Esta nota sirve también como advertencia para que todos aquellos que se aburren horrores con el fútbol del Chelsea, pasen la tarde en la playa, en el cine, aprovechando las últimas rebajas o dando vueltas al trote corto alrededor de la manzana.

Nejatifo: que el Valencia más mediocre de los últimos años esté condenado a ver cómo triunfan futbolistas que fueron menospreciados por el club, la prensa y la afición de Mestalla. En una semana, Oliveira (Betis) y Sissoko (Liverpool), han sacado los colores a quienes los tachaban de ineptos. ¡Hasta John Carew, ché collons, está triunfando por todo lo alto en Lyon!

¡Joder, Benítez, para ya de ir a Ítaca!