Román, crack y saldo en un mismo día

¡Cómo me habría gustado volver al Monumental para gozar del triunfo de Argentina sobre Brasil! Allí, en ese escenario único, presencié una de las más épicas finales de la Copa del Mundo, la de Mario Alberto Kempes ejerciendo de Matador de una Naranja Mecánica entrada en años y en miedos. Lo de la pasada madrugada ha vuelto a poner una fecha histórica en el estadio del River. Y, más allá de los goles, del 3-1 final, de un tiempo para cada equipo (3-0, 0-1), del brillo apagado de los brasileños, del clima feroz de la grada y restantes aspecto ya conocidos del partido, hay algo que me maravilla: lo generoso que es el fútbol con quienes le aman y se portan bien con él.
El seleccionador argentino, José Pekerman, hace poco más de un año fracasaba en una extravagante utopía que se quiso montar en Leganés, hasta donde llegó un aventurero argentino, Daniel Grinbanck, el Abramovich de Butarque, con tal capacidad de seducción que embaucó a mucha gente, entre ellos a un técnico de primera línea como Pekerman. El fútbol le ha dado una fantástica segunda oportunidad a la que ha correspondido llevando al Mundial de Alemania a una de las firmes candidatas al título.
¿Es preciso recordar la humillante trayectoria de Riquelme y Saviola desde que se convirtieron en jugadores del Barça? Nunca fui riquelmista pero creo que Román posee calidad para triunfar en cualquier equipo que se adapte a su juego y no a la inversa: tanto en el espléndido Villarreal de hoy como en su selección. Lo que son las cosas: en menos de veinticuatro horas, Argentina eleva a Riquelme a los altares de los cracks y el Barça lo rebaja al rastro de los saldos…
Carlos Bianchi, otro grandísimo técnico, lo reclama allá donda va. Y cuando en el Barça se produjo lo que yo bauticé como el golpe de los coroneles previo a la caída de Gaspart, los Closa, Reyna y Molas tenían ya al otro lado del teléfono a Bianchi dispuesto a reunirse con Riquelme en el Camp Nou. Pero de la amarga historia del Toppo Giggio en el Barça, empezando por el desdén de Van Gaal, lo que más que enojó es la humillación que debió sentir al ver por la prensa que le habían dado su dorsal a otro jugador y que a él lo marginaban en la plantilla titular. ¿Le ponen ahora precio de saldo para no admitir que es un crack? ¿cómo es que el Villarreal lo compra por la tercera parte de los 15 millones que ayer mismo se publicaba como precio de salida…?¿Saviola? Carga con un pesado contrato…pero ahora la realidad le está demostrando incluso a esta directiva de power points que no es tan sencillo contener las fichas de los buenos futbolistas. De ahí que se les haya alborotado el vestuario. También el conejo Saviola, después de una temporada mediocre en el Mónaco (hasta cierto punto comprensible, falto de motivación), tuvo en su Buenos Aires querido el reencuentro con la gloria.
Como Hernán Crespo, repudidado de la plantilla estelar del Chelsea por mi admirado José Mourinho; como Juampi Sorín, un trotamundos incombustible; como Heinze, en quien nadie reparó cuando jugaba en el Valladolid y ahora es de lo poco bueno (aquí me he pasado) que le queda al Manchester United; como Coloccini, que ha ido de mano en mano hasta que se lo ha quedado el Depor; o el mismísimo Ayala, implicado en la caída colectiva del Valencia, y que no dejó tocar pelota a Adriano, el delantero por el que suspiran todos los grandes clubs…(Por cierto: Tévez suplente de Saviola y, Aimar, missing…)
Ahora que Maradona ha perdido varias arrobas de peso, Argentina vuelve a ganarlo en el ámbito internacional. Es una muy justa ley de las compensaciones y probablemente esa vuelta a la vida del Pelusa también es la metáfora de la nueva albiceleste, que ha demostrado que los grandes jugadores, como los viejos roqueros, nunca mueren.

Positifo: El traspaso-basura de Riquelme termina con la incertidumbre de un jugador convertido desde hace tiempo en moneda de cambio. Lo mismo que Saviola y otros, la parte de su contrato que quedaba por amortizar cuando la directiva de Laporta se hizo cargo de la gestión del club, fue transferida a la deuda histórica. Por lo tanto, sólo que se recupere un euro por ambos, ¿tendrá la directiva la la suficiente honradez y transparencia como para afirmar que la deuda heredada fue de 75 millones menos un euro?.

Nejatifo: Que Pep Guardiola quiera lavar su imagen con lisonjeras entrevistas (yo mismo elogié la de Mònica Terribas), me parece el derecho que le asiste a todo convicto. Que para explicar la crisis directiva del Barça lo haga ajustando cuentas con los pocos periodistas que no le comían en la mano, me parece impropio de un personaje que va por el mundo en una nube (no tóxica, por descontado). Txiki Begiristain, que tampoco es santo de mi devoción, por lo menos no ha acarreado al Barça el oprobio de ver a su director deportivo condenado a seis meses de cárcel.


¡Espero llegar a Ítaca pero, ir esta tarde al programa de Arús, lo veo chungo!