¿No os preocupa el Madrid?

La realidad es que, con uno de los mejores equipos de la historia (de los más caros en fichajes y en contratos actualizados), el Barça terminó la Liga ante el Madrid pidiendo la hora. Ojo: el peor Madrid de la historia, capaz de perder en Getafe y de palmar en casa ante un Athletic de Bilbao paradigma de la ramplonería. Siempre he sostenido que, mientras el Madrid siguiera el modelo galáctico de Florentino, podríamos estar tranquilos. Que mientras la consigna fuera fichar al Balón de Oro cada año, sin atender a las necesidades del equipo, estaban cavando su propia fosa deportiva. Que mientras el departamento de marketing fuera más importante que el deportivo, los Barça, Valencia y Depor viviríamos felices y contentos. Pero, como a la fuerza ahorcan, parece que Florentino ha tenido que admitir que se modelo, tras dos años de fracasos, no funciona.
Por suerte para el Barça y sus restantes rivales, el antiguo factótum de la Operación Reformista –socio de Miquel Roca en aquel chasco político- se ha decidido a reformar el Madrid por la única vía que deben corregirse los errores en los clubs de fútbol: por la vía deportiva. Al final debemos admitir que el tandem Arrigo Sacchi-Vanderlei Luxemburgo se ha ganado cierta credibilidad en el sprint final de la Liga. En sus decisiones más duras –respecto de Figo y Guti, sin ir más lejos- no les ha temblado el pulso. Y esa manera de actuar suprime la inmunidad de la que hasta ahora gozaban los galácticos y es un aviso para Raúl, Zidane, Ronaldo y Roberto Carlos. A tenor de los nombres que se barajan como posibles fichajes –Sergio Ramos, Gerrard, Henry, Robinho- el Madrid combinaría por primera vez el carácter mediático de sus nuevas incorporaciones con las necesidades reales del equipo, que además dispondrá de su filial en Segunda A. Y en una temporada mundialista, algunos de esos hombres –lo mismo que Beckham, Ronaldo y Owen- se dejarán la piel. Además, aunque sólo sea estadísticamente, dudo que el Madrid encadene un tercer año sin comerse un rosco.

Positifo: Que el Barça tenga muy adelantada la venta de menos de la quinta parte del patrimonio que posee en Can Rigalt (L’Hospitalet de Llobregat) por 27 millones de euros. Una vez realizado todo el activo, el club puede ingresar 150 millones por esa finca que, en un alarde de romanticismo, Núñez adquirió para el club con la idea de transformarla en una zona deportiva con campos de fútbol y una segunda Masia para jóvenes jugadores. Idea que fue combatida con saña por la oposición de entonces. Y, de alcanzarse la cifra apuntada en este comentario, duplicaría la deuda acumulada en los años de gestión de Joan Gaspart. ¿Nos podría devolver Laporta entonces el 40% que en los dos últimos años nos ha cobrado de más a los abonados?, aunque en realidad sería como si nos lo estuviera devolviendo Núñez.

Nejatifo: Que Txiki Begiristain quiera renovar el contrato a Demetrio Albertini (si es que no lo fimó ya en su día), con la peregrina excusa de que el Barça no deja tirado a nadie. La decisión, de un alto contenido humano y altruista pero sufragada con el dinero de los socios o el heredado de Núñez, contrasta con el trato indigno que se le deparó a Philip Cocu, que había dado un gan rendimiento, había mostrado un fuerte compromiso, hacía piña y daba ejemplo en el vestuario y que, entre otras cosas, habría hecho innecesario el fichaje de Albertini.

¿En Ítaca también se especula con el suelo...?