Rezo por un Chelsea-Liverpool

¡Cómo me hizo sufrir anoche el Chelsea en Munich! De tener en el minuto 89 una ventaja de 6-3, pasó en cinco minutos a un angustioso 6-5, ¡a un gol de la prórroga!. Menos mal que el reloj de Mejuto González no estaba trucado y el equipo londinense se salvó como esos boxeadores que evitan el KO por el gong. Que vuelva pronto José Mourinho donde debe estar, donde deben estar los grandes entrenadores, en el banquillo. Él no hubiera permitido el desorden defensivo y los nervios que colapsaron en los últimos minutos a su jovencísimo equipo, un barco sin capitán.
Que se dedique la UEFA a perseguir a los clubs italianos, que esos sí llevan trazas de convertirse en enemigos del fútbol. Que aplique mano dura para erradicar sucesos como el registrado esta noche en el Inter-Milan, segundo partido de Liga de Campeones inacabado de esta temporada en el calcio(como el Roma-Dinamo de Kiev).
No hace falta decir con quién iré esta tarde en el Juventus-Liverpool. Cruzo ya los dedos para que mantengan o amplíen su ventaja los reds de Anfield Road. Creo que el fútbol recibiría un regalo casi divino si nos brindara a los amantes de este deporte una semifinal europea Chelsea-Liverpool.
En la otra semifinal tendré el corazón dividido. Por un lado, el PSV Eindhoven de Philip Cocu, que es el hombre que ha dado equilibrio y madurez a un equipo sumergido en las procelosas aguas de la mediocridad. Pero delante estará el emergente fútbol francés que ahora lidera el Olympique de Lyon, tan arrogante y generoso en su fútbol como lo fue el año pasado el Mónaco. La misma pena que he sentido ante la certeza de que del Inter-Milan tenía que salir sin remedio un semifinalista, la siento al pensar que el PSV o el Lyon tendrán que quedar fuera.
Pero mientras otros salen de forma vergonzantepor la puerta de atrás, cualquiera de ellos dejará Europa por la puerta grande y con la frente bien alta.