¿Es el Barça perdedor?

La peña barcelonista de una ciudad regada por el Besós y bañada por el Mediterráneo, me ha pedido un artículo para publicar en el boletín extraordinario con motivo de cumplirse veinte años desde su fundación. Como el Barça está a punto de ganar la Liga de fútbol, me he entretenido en hacer inventario de los éxitos que esos peñistas y el barcelonismo todo, han podido celebrar en estos veinte años. Porque ese es un dato objetivo irrefutable frente a la sistemática manipulación de la historia azulgrana, realizada desde las tinieblas interiores que el fundamentalismo ha instalado en el propio club. De cuyas miserias, provocadas por la agitación y el alzamiento proboscídeo, ellos se presentan como providenciales caudillos salvadores, por la Gracia de Dios.
Pues bien: puedo felicitar a mis amigos porque están a punto de celebrar la octava liga azulgrana en su todavía joven existencia. En los últimos veinte años, el Barça de fútbol acumula 22 títulos que comprenden, además de las citadas ligas (ya cuento la actual), una Copa de Europa, dos Recopas, dos Supercopas de Europa y cuatro de España, cuatro Copas del Rey y una Copa de la Liga. Algunos de esos títulos serían menores sino hubieran sido prestigiados por la categoría del rival, el Real Madrid. Ningún otro club europeo del G-14 posee ese balance en los últimos veinteb años. O sea que, si hay descrédito y pérdida de imagen, habrá que buscar a los responsables no entre quienes dirigieron el club durante ese período espléndido sino entre quienes lo combatieron sañudamente.
En baloncesto se cosecharon 23 títulos, que incluyen una Copa de Europa, dos Koracs, 11 ligas, 6 Copas del Rey, etcétera. En balonmano el número de grandes títulos supera el medio centenar en veinte años, entre ellos seis copas de Europa. Y, en hockey sobre patines, en ese período de cuatro lustros, mis queridos amigos de la peña del Besós y todos los demás barcelonistas han festejado 20 grandes títulos, entre ellos cinco Copas de Europa.
Y todos esos éxitos se consiguieron siendo para sus socios el club más barato de Europa (de entre los grandes) y con un crecimiento continuado de su patrimonio. Pese a lo cual, no pasa el día sin que lea y oiga de los propagandistas del nuevo régimen, que por fin el Barça va a ganar algo, insistiendo deliberadamente en que antes de su llegada éste era un club perdedor y con una triste historia de desprestigio y fracasos a sus espaldas. O sea que el alarde de su barcelonismo consiste en escupir sobre su propio linaje, con gran regocijo de nuestros adversarios.