Camposanto Camp Nou

Acabo de oir por la radio lo más grande: que Laporta y Pompas Fúnebres de Barcelona estudian convertir una pared del Camp Nou en columbario donde, en pequeños nichos, puedan colocarse las cenizas de los socios que así lo hayan dispuesto en sus últimas voluntades o que sean conducidos a esa última morada por sus deudos. Gran idea que dice mucho del emprendedor espíritu catalán: una vez vaciados los bolsillos del barcelonistas en vida, ¿por qué no exprimirlos como fuente de ingresos una vez hayan pasado a mejor vida?
El estadio, tantas veces panteón donde se han enterrado las ilusiones de muchos socios, se convertiría de este modo también en tumba de ellos mismos, su propio panteón. Y, puesto que en muchas familias barcelonistas se siguen renovando los carnets de los padres o abuelos desaparecidos, por puro sentimiento, sería interesante extender esa costumbre a todos los difuntos-abonados al columbario, para no perder el derecho a mantener la urna con sus cenizas a perpetuidad. Otra fuente de ingresos a estudiar, aunque en principio algo compleja, sería la llamada “urna lliure”, por la que un difunto podría ceder su nicho temporalmente, a imagen de lo que ahora se denomina “seient lliure” (asiento libre).
Claro que si algún día se produjera la resurrección de la carne en la que creen algunas religiones, podría crearse una gran confusión y promiscuidad entre vivos y muertos, que podría derivar en disputas por la propiedad del viejo asiento en la grada. Es decir, que antes de poner en marcha el novedoso camposanto Camp Nou, habría que tener prevista ya una futura ampliación del estadio. Que también sería otra fuente de ingresos y generaría al club pingües negocios paralelos.